ROVANIEMI

Rovaniemi, la ciudad de Papá Noel.

• Equipo: Angular, retrato y trípode
• Visado: No para UE
• Presupuesto:  200€ – 300€ día*
• Vacunas: No obligatorias*

¿Quién no ha soñado cuando era un niño con conocer a Santa Claus en persona? ¿O ir en trineo tirado por renos en un bosque blanco? Bueno, no hace falta ni ser niño ni soñarlo porque se puede convertir en realidad en Laponia, la parte perteneciente a Finlandia.

Cada vez que preparo un viaje me siento emocionada por la aventura y las experiencias que me esperan. Pero mientras preparaba mi viaje a Finlandia, dos semanas antes de Navidad, estaba en éxtasis. Uno de mis mayores sueños de niña iba a hacerse realidad, esa ilusión que con los años se pierde volvió a mí con mucha fuerza, y me sentí otra vez esa niña que preparaba los adornos de Navidad en Octubre y escribía la carta a Santa en Agosto… muy previsora siempre.

A pesar de que el turismo en Laponia y el pueblo de Santa Claus que se vende está dirigido a familias, especialmente para los niños, en realidad es para todas las edades, nacionalidades y religiones. Es como estar en un cuento de Navidad de Dickens, los Hermanos Grimm o Andersen. Es pura magia lo que se siente desde el momento en que aterrizas en Rovaniemi, la capital de la Laponia finlandesa.

El alojamiento fue elegido muy a consciencia, pues ¿quién no querría dormir en un habitación-cabina de madera con techo de cristal en medio del bosque para poder ver la famosa Aurora Boreal? Contemplar el cielo estrellado desde la cama rodeado de árboles blancos es ya de por si bello, y si tienes la suerte de que la Aurora Boreal aparezca, es la culminación de tus sueños.

Las Luces del Norte son un fenómeno natural que solo se da en el polo norte del planeta y aunque se puede hacer seguimiento de cuando pueden aparecer y dónde, no siempre se tiene tal suerte. Otra de las magníficas costumbres finlandesas y que todos los hoteles ofrecen es la sauna. Después de un día entero en la nieve, bien vale la recompensa de una sauna para entrar en calor.

La capital de Laponia tiene mucho para hacer 

Durante la estancia en Laponia se pueden hacer muchísimas actividades, ofrecidas en mayor parte en los propios hoteles-resort o en agencias Outdoor que se encargan, a pesar de los 30 grados bajo cero que se pueden llegar a alcanzar, que todo esté perfectamente preparado para sacar el mayor partido a experiencias únicas en pleno contacto con la naturaleza. Desde conducir motos de nieve a través del bosque, hasta trineos tirados por intrépidos y alegres perros de las nieves, o vivir el hechizo que producen los renos, hermoso animal de cuento por antonomasia.

Las motos no son difíciles de conducir, pero sí que requieren de unos mínimos ya que la nieve puede tener ciertas condiciones que pueden hacer la conducción algo desafiante, es importante sentirse seguro y no salirse del camino, pues la nieve es tan hermosa como peligrosa.

Los perros de trineo no sólo es una actividad divertida, sino que tiene una historia de muchos milenios, pues este animal tan fiel ha sido básico para la supervivencia del ser humano en los lugares mas fríos y remotos del planeta. Han sido el medio de transporte, comunicación y caza de las tribus sami. Son animales muy amigables, alegres y siempre dispuestos a tirar del trineo. Tienen unas condiciones físicas que van más allá de la comprensión humana, pues pueden recorrer muchos kilómetros sin descansar y soportan temperaturas de hasta -40 grados. Después del paseo te recomiendo que juegues, corras y te reboces en la nieve con ellos, volverás a sentirte niño otra vez.

El paseo en trineo con renos es casi místico. Las pastoras encargadas del cuidado de los renos se visten con auténticos trajes lapones. El ritmo del paseo es lento, el trineo se desliza despacio y con mucha delicadez. Y digo que es casi místico porque sólo se oye el crepitar de la nieve bajo los pasos del reno y nuestra respiración, convirtiéndolo en un momento de calma y relajación absoluta. Con la vista puesta en esos enormes y retorcidos cuernos, que hacen del reno un animal mitológico, inmensamente hermoso, mágico y de una ternura infinita, nos deslizamos a través del silencioso bosque lapón. Son animales tímidos pero curiosos, se dejan acariciar a pesar de ser considerados semi salvajes. Son tan hipnóticos y hechizantes que creo que ha sido el animal que más he fotografiado en mi vida, a parte de mis gatos, pero eso es otra historia.

Recuerdo algo en común en cada una de las actividades, es la sensación de paz. Y es que el silencio y la calma que desprende el bosque nevado es terapéutico. Es insultantemente bello, enigmático y casi irreal.

Otra actividad increíble, pero esta es para los más atrevidos, es flotar en un lago casi congelado…abstenerse los frioleros. Se utilizan unos trajes especiales que te hacen flotar en el agua, otra manera muy divertida de ver la Aurora Boreal.

Y para finalizar con broche de oro nuestra estancia en Laponia fuimos a conocer a Santa Claus en persona en su oficina. Santa Claus no necesita ninguna presentación, pues lo conocen hasta en el lugar más recóndito del planeta. Allí, todo su ejército de duendes, pajes y ayudantes están al servicio de los visitantes. Aunque la fila de espera es larga, vale la pena poder ver a Santa y hacerse una foto con él (la cual me vais a permitir no la comparta). Sí, suena muy turístico, muy preparado y muy marketiniano, pero por una vez en la vida de adulto deja que la fantasía gane el pulso a la realidad, deja la razón de lado y cree sólo en la magia, sólo por un día. Es maravilloso.

Laponia no deja indiferente a nadie, y aunque sea un destino caro que esto no sea motivo para dejar de vivir el cuento de Navidad que siempre soñaste.

RENOS

Para completar tus excursiones entre la naturaleza más dura del Círculo Polar Ártico, puedes dar un paseo en trineos tirados por renos y sentirte así como Papá Noel cada 24 de diciembre.

GALERÍA DE FOTOS