Tres días en la Alpujarra almeriense y el desierto
Almería, qué bonitas y salvajes playas, qué gastronomía marítima, qué pueblos costeros. Almería, qué montañas que casi tocan el cielo y qué desierto lleno de bandidos, cowboys y estrellas de cine. Nos escapamos tres días a la Alpujarra almeriense para conocer una de las zonas más misteriosas de Andalucía.
Fotografías realizadas por Israel Gutier con Canon R8 y Canon RF 24-105 F/2.8L IS USM Z
Almería es mucho más que playa y costa; más allá del Mediterráneo, la Alpujarra almeriense es un tesoro que late entre montañas y desiertos, donde el verde de los valles se funde con el ocre de los pueblos y el horizonte abierto del desierto de Tabernas.
Aquí, los sonidos son los del viento y el agua que corre por antiguas acequias, y los sabores son intensos, artesanales, como el aceite recién prensado o un vino madurado bajo el sol alpujarreño. La Alpujarra almeriense invita a un viaje distinto, donde el tiempo parece detenerse y el espíritu de la tierra revela historias y tradiciones muy de la tierra.
Es el otro rostro de Almería, menos conocido pero lleno de una belleza cruda y magnética que no se olvida fácilmente. Y te lo quiero contar después de mi viaje de tres días por esta increíble zona.
Laujar de Andarax
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Día 1 – Fondón: Naturaleza, Historia y Sabores Alpujarreños
Mi primer día amaneció en Fondón para realizar una verdadera experiencia inmersiva de estas que están tan de moda ahora, solo que fue totalmente real. Una experiencia que combinó naturaleza, cultura y sabores locales. Desde bien temprano, la jornada comenzó con una caminata al aire libre que me abrió los sentidos al entorno, y culminó con una deliciosa cena en Laujar de Andarax.
Ruta de Senderismo Interpretativa SL–A181: Las Acequias del Río
A primera hora, la jornada comenzó con una ruta de senderismo interpretativa por la Alpujarra, conocida como SL-A181 Las Acequias del Río. Guiados por Álvaro, uno de los expertos de la empresa Atrévete a Saber que colabora con el ayuntamiento de Fondón para mostrar las maravillas de esta tierra, y el concejal de Medioambiente de Fondón, Juan Rubí, partimos desde la histórica Fuente Carlos IV, un lugar que, además de servir como punto de encuentro, cuenta con gran relevancia para los lugareños y una curiosidad: aquí, la fuente tiene dos caras, por un lado se utiliza para que la gente pueda beber o recoger agua, y la otra cara es empleada para dar de beber a los animales.
Con la botella de agua llena, durante la caminata, además de un campo de lavanda, descubrimos los sistemas de acequias de la zona, una red de canales de origen árabe que se utiliza para regar los cultivos. Estos sistemas reflejan una de las tradiciones agrícolas más antiguas de la región y resultan clave para entender cómo los pueblos de la Alpujarra lograron, durante siglos, prosperar en una geografía tan montañosa y árida.
Mientras caminaba por los senderos, rodeado de montañas y vegetación autóctona, Álvaro, nuestro guía, nos iba explicando el funcionamiento de las acequias y cómo su agua era un recurso tan valioso que, en tiempos pasados, hasta se establecían normas de distribución y horarios estrictos para el riego de las tierras.
No solo se trató de un paseo por la naturaleza, sino de una verdadera clase de historia y sostenibilidad. Juan Rubí es un experto conocedor de la zona y de su flora y fauna. A cada paso encontrábamos una planta comestible, aromática, medicinal e incluso venenosa.
Estamos a las faldas traseras de la Sierra de Gádor y el Parque Nacional de Sierra Nevada con montes de más de 2.000 metros. Aquí hay almendros, olivos y frutales en plantaciones familiares. Bosques de pino carrasco, laricio y pino negral (de abajo a arriba). La planta gordolobo crece aquí de forma natural y era usada por las romanas para tintarse el pelo de rubio. Escaramujos, moras silvestres, lactario picante (que al apretarlo exuda látex) y setas comestibles como la seta del olmo.
Este recorrido interpretado es un paraíso de plantas aromáticas y comestibles. Boja, alhucemas (la lavanda nativa), cardo cuco (de donde sale la seta de cardo), hinojo, espárragos silvestres, cuchilleja, siempre viva o falso regaliz, marrubio, olivarda, alcaparra, ajedrea (para las aceitunas), romero… La información se me amontonaba en mi cabeza tratando de acoplarla para acordarme en mis futuras escapadas como senderista. Una clase práctica muy interesante y educativa que muestra la riqueza de una tierra que muchos piensan árida y sin vida.
Ruta Gastronómica Alpujarreña: Vino, Cerveza y Mantecados
Después de la caminata, estaba más que lista para descubrir los sabores de la Alpujarra, y para ello emprendimos una ruta gastronómica por Fondón. La primera parada fue en Bodega Pura Vida, una pequeña bodega que ha ganado fama en la región por la producción de vinos artesanales. Allí, María del Mar y Rober nos explicaron el proceso de vinificación en sus instalaciones, desde la recolección de las uvas hasta la fermentación.
Situados a casi 1.000 metros de altitud, esta bodega familiar es la única productora de vinos naturales en Almería. Buscan la pureza y autenticidad a la hora de elaborar sus vinos. Aquí no se filtra, ni se clarifica y mucho menos se le añade cualquier tipo de aditivo. Cada sorbo es un reflejo de la tierra alpujarreña, con vinos intensos y llenos de carácter que parecían capturar la esencia de los paisajes que había recorrido durante la mañana.
Tras la visita a la bodega, nos dirigimos a la Fábrica de Cervezas y Espirituosos Nevada, donde nos esperaba una degustación de cervezas y ginebras artesanas de la mano de sus propietarios, José Manuel y Concha. Lo que más me sorprendió fue el uso de ingredientes locales y el toque personal de los cerveceros, que logran una combinación perfecta entre tradición y creatividad.
Esta fábrica familiar, de «un par de locos» que dejaron todo y se trasladaron al pueblo con una idea «extravagante», ha conseguido situarse entre los cerveceros y destiladores artesanos más punteros del país. Los sabores que producen aquí son muy originales sin la necesidad de utilizar potenciadores de sabor, concentrados, estabilizantes o colorantes. En definitiva, «no utilizan atajos ya que el tiempo es el ingrediente más valioso».
En su destilería, la especialidad es la ginebra y su variedad de mandarina fue la única ginebra española premiada en uno de los más prestigiosos concursos de bebidas alcohólicas de este tipo: medalla de oro en el Concurso Internacional de Lyon 2023. Este 2024, han vuelto a repetir éxito alzándose con la medalla de bronce en el prestigioso International Wine & Spirit Competition (IWSC), de Londres.
De la misma manera, la cerveza aquí producida se ha hecho con diferentes premios como las medallas de oro y bronce en diferentes categorías en el Barcelona Beer Challenge 2021 o la medalla de plata en el Concurso Internacional de Lyon 202. Las catas que realizan en la fábrica sirven para descubrir cómo desde un pequeño pueblo del interior de Almería, y con la pasión y estudios necesarios, se puede crear un producto de primer nivel internacional.
Finalmente, visité la Fábrica de Mantecados CAMP, donde descubrí los secretos de uno de los dulces más representativos de la zona. Esta fábrica de mantecados, que a la vez es también panadería y charcutería, es una empresa familiar fundada en 1953 referente nacional en la elaboración de mantecados de manera artesanal que venden en toda España.
Cada mantecado era una explosión de sabor y textura, perfecto para coronar la mañana antes del almuerzo. El cuidado aquí por el detalle, por el producto, por el ingrediente de calidad es máximo. Tanto Mariano Campos como su hija, y todos los trabajadores que allí se encuentran, ponen el máximo cariño a la hora de elaborar este producto que se come todo el año y que nada tiene que ver con los mantecados de marca blanca que puedes comprar en Navidades. De hecho, me llevé una caja de mantecados variados pensando en esas fechas festivas y ya no queda ni uno.
Exploración Histórica en Fondón, Fuente Victoria y Benecid
Para recargar energías, el almuerzo fue en el Camping Valle del Andarax, un lugar acogedor y perfecto para degustar la cocina alpujarreña en un ambiente tranquilo y familiar. El menú estaba lleno de platos típicos, desde el clásico plato alpujarreño con patatas a lo pobre, matanza y huevo hasta guisos tradicionales como las migas, la sopa de hinojo o el cocido de cardos. Los intensos sabores y la calidad de los ingredientes locales hicieron de este almuerzo una experiencia fantástica en un entorno tranquilo y verde.
La tarde estaba dedicada a explorar el patrimonio histórico y etnográfico de Fondón y sus alrededores. Guiado nuevamente por Atrévete a Saber, comencé el recorrido en Fondón, donde visité la impresionante Casa Palacio Las Godoyas.
Este palacio fue construido a finales del siglo XVII o comienzos del XVIII por el capitán Francisco del Moral y su esposa Francisca Campos, miembros de familias hidalgas descendientes de los repobladores que, tras la expulsión de los moriscos, llegaron a Fondón en 1572. Conserva aún su arquitectura tradicional, con detalles en madera y patios interiores que te trasladan a tiempos pasados.
De las tres plantas que tiene, las dos primeras albergan la Oficina de Turismo de Fondón y diferentes exposiciones fijas e itinerantes sobre la historia de esa zona y su interés económico-social, pues fue testigo de varios eventos históricos y cambios sociales en la región. El exterior cuenta con un jardín con plantas autóctonas y exóticas que es la envidia de muchos paisajistas nacionales e internacionales.
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Tras esta visista, pasamos por la antigua Almazara de Fernando Aguilera, una muestra de las técnicas de extracción de aceite de oliva de los siglos XVIII y XIX. La visita fue una ventana al pasado de la economía local, donde el aceite de oliva no solo era un producto agrícola, sino también un símbolo de la identidad alpujarreña.
Más tarde, nos trasladamos a Fuente Victoria para visitar el Palacio Rey Chico, también llamado Casa de los Palomar, una joya arquitectónica de estilo mudéjar construida en el siglo XVIII. Este singular edificio, que refleja la riqueza histórica y cultural de la zona, mantiene la estructura típica de las casas señoriales de la época y conserva detalles arquitectónicos que evocan las influencias mudéjares que marcaron la región. Actualmente se encuentra cerrado por seguridad, pero su fachada es muy interesante.
La última parada fue en Benecid, un pequeño pueblo lleno de encanto y tranquilidad, donde cada callejuela parecía contar su propia historia y en el que un «simple» kiosko en la plaza puede cambiar a mejor la vida de todo un pueblo. Aquí, la gente se muestra amable, divertida y cercana, de hecho, si pronuncias el nombre «Ana Yedra» en alto, te verás de repente en el interior de una casa donde una vecina es una desconocida artista y su compañero de color verde, todo un emisor de tonos y sonidos melódicos que llenan su hogar de vida y felicidad.
Para terminar el día, la Villa Turística de Laujar de Andarax, un lugar encantador rodeado de naturaleza, nos esperaba con una degustación de platos, embutidos y quesos de la zona. Allí, en un ambiente cálido y rústico, disfruté de una deliciosa cena con esos platos que celebraban lo mejor de la gastronomía local. Fue el cierre perfecto para un día en el que pude sumergirme en la esencia de la Alpujarra almeriense y poner rumbo hacia la siguiente etapa de este viaje por la Alpujarra almeriense.
Iglesia de San Juan Bautista, Benecid.
Día 2: Historia Antigua y Aventura en Alhama y Pechina
El segundo día de mi viaje por la Alpujarra almeriense comenzó con una visita a Alhama de Almería y terminó en la Sierra Alhamilla, donde experimenté una intensa mezcla de adrenalina y relax que no esperaba encontrar en esta zona.
Inicié la mañana con una visita al pueblo de Alhama de Almería. Este pueblo, famoso por sus aguas termales, es conocido por su legado árabe y su arquitectura típica andaluza, con estrechas callejuelas y casitas blancas. Al pasear por sus calles, me envolvía una atmósfera tranquila y un ritmo pausado que invitaba a disfrutar de cada rincón. Desde la ermita de San Antón hasta la iglesia de San Nicolás de Bari, la arquitectura del pueblo es un reflejo de la historia y el espíritu de la zona.
Enclave Arqueológico Los Millares: Un Viaje a la Edad del Cobre
Después de explorar Alhama, me dirigí a Santa Fe de Mondújar para una visita al Enclave Arqueológico Los Millares, uno de los asentamientos prehistóricos más importantes de Europa. Ubicado en un entorno semidesértico, este yacimiento de la Edad del Cobre fue descubierto a finales del siglo XIX y destaca por su antigüedad y por la complejidad de sus estructuras defensivas.
Durante la visita guiada por Martín Haro, arqueólogo y coordinador del yacimiento, recorrí los restos de murallas y viviendas, y pude ver de cerca las tumbas megalíticas, testigos del ingenio de una civilización que habitó la zona hace más de 5.000 años.
Este asentamiento fue uno de los centros culturales y comerciales más avanzados de su época, lo cual se evidencia en los restos de herramientas, cerámicas y adornos encontrados en el sitio. Me impresionó especialmente el hecho de que los habitantes de Los Millares contaran con una tecnología tan avanzada para su época y que lograran construir sistemas defensivos tan sólidos.
Con la cabeza llena de imágenes de la prehistoria, me dirigí a Pechina para almorzar en el Restaurante Estación 12, un lugar acogedor y tradicional con una enorme terraza donde disfrutar de la comida. La carta estaba llena de sabores locales, y probé platos típicos como el cordero asado y las migas almerienses, todo preparado con ingredientes frescos y sabores intensos que reflejaban el carácter de la cocina andaluza. Fue una pausa perfecta para recargar energías antes de una tarde llena de aventuras.
Ruta en Buggy por El Chorrillo y la Sierra Alhamilla
Por la tarde, llegó el momento de la acción: una ruta en buggy por el espectacular paraje de El Chorrillo y la Sierra Alhamilla, organizada por Desert Buggy. Tras una breve introducción sobre cómo manejar los buggies y algunas indicaciones de seguridad, nos dirigimos a un recorrido que nos llevó por caminos de tierra y paisajes semiáridos llenos de impresionantes formaciones rocosas.
La emoción de conducir el buggy se mezclaba con el encanto del paisaje, y la vista se perdía en montañas, barrancos y llanuras que parecían sacadas de una película del Lejano Oeste. De hecho, durante el recorrido conocí las diferentes localizaciones que son utilizadas como escenarios para películas y anuncios de televisión. Aquí, además de infinidad de películas de western que se rodaron hace ya unas cuantas décadas, también se han rodado películas palomiteras como Exodus.
Este recorrido es una experiencia inolvidable, ya que además de los diferentes escenarios de películas, permite ver de cerca una de las zonas más áridas de Europa, donde la naturaleza se ha moldeado a base de sol, viento y arena formando caprichosas formas y ofreciendo colores intensos que parecen de otro planeta.
La ruta es divertida, hay un par de situaciones en las que deberás mostrar tus habilidades como conductor y, seguramente, terminarás lleno de arena y polvo debido a los caminos y senderos por los que se circula. S¡i nunca lo has probado, te lo aconsejo, además de la diversión, los paisajes que podrás descubrir de esta forma son únicos.
Para cerrar el día, visité el Balneario Sierra Alhamilla, un lugar cargado de historia y serenidad. Este balneario, que data de tiempos romanos y árabes, se sitúa en un edificio que parece haber sido detenido en el tiempo. Las aguas termales del balneario, conocidas por sus propiedades beneficiosas, fluyen de forma natural y se han utilizado durante siglos para tratar distintas dolencias. De hecho, en la calle hay una fuente en la que el agua emana libremente y los vecinos de la zona se dirigen hasta aquí para recargar sus garrafas y botellas.
La cena fue en el restaurante del balneario, un espacio que evoca el encanto de épocas pasadas con su decoración tradicional. El menú incluía platos locales preparados con mimo, y disfruté de una tranquila velada. Entre el silencio de la noche y el frescor de la Sierra Alhamilla, tuve la sensación de estar en un lugar único, donde el tiempo parece transcurrir de manera diferente.
Día 3: Ciencia, disparos y aceite en el Desierto de Tabernas
El tercer día de mi viaje por la Alpujarra almeriense comenzó con una visita a uno de los centros de investigación solar más avanzados de Europa, seguido de una inmersión en el mundo del cine en el desierto de Tabernas y una experiencia de oleoturismo en Uleila del Campo. Fue un día lleno de contrastes, que me permitió apreciar desde la tecnología de vanguardia hasta las tradiciones rurales más auténticas.
Plataforma Solar de Almería: Ciencia en Pleno Desierto
A primera hora, me dirigí hacia el Centro de Visitantes de la Plataforma Solar de Almería (PSA), un lugar emblemático y pionero en la investigación de la energía solar. La PSA, que es el mayor centro de investigación solar de Europa, se encuentra en un enclave aislado a las afueras de Tabernas, aprovechando la gran cantidad de horas de sol que recibe esta región al año.
Durante la visita guiada, recorrí sus impresionantes instalaciones, como los heliostatos y las torres solares, y pude conocer cómo se desarrollan nuevas tecnologías para aprovechar la energía solar.
La explicación de la guía fue fascinante, mostrando cómo los proyectos que allí se llevan a cabo tienen un impacto directo en el avance de la sostenibilidad y las energías renovables. Ver de cerca estos inmensos espejos reflejando la luz del sol fue toda una experiencia, y entender su papel en la transición energética global me dejó una sensación de admiración.
MiniHollywood-Oasys: Un Viaje al Salvaje Oeste
Tras la visita a la PSA, me dirigí al famoso MiniHollywood-Oasys, un parque temático inspirado en el salvaje oeste que se encuentra en el desierto de Tabernas. Este lugar, que ha sido escenario de numerosos westerns y películas de acción, me transportó a la época dorada del western europeo, el famoso spaghetti western. Caminando por sus calles polvorientas, rodeado de salones, la oficina del sheriff, el banco y tiendas del viejo oeste, sentí que formaba parte de una película.
El parque ofrece diversos espectáculos en vivo, como tiroteos y bailes de can-can, que añaden un toque divertido y auténtico a la experiencia. Además, la visita incluía un almuerzo buffet en el restaurante Arizona, donde disfruté de una selección de platos al más puro estilo western.
La comida, abundante y variada, fue el complemento perfecto para una experiencia inmersiva en el salvaje oeste. Para terminar, me acerqué a su reserva zoológica, donde pude ver de cerca animales que no esperaba encontrar en el desierto de Almería.
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Oleoturismo en Campos de Uleila: La Tradición del Aceite de Oliva
Por la tarde, continué mi recorrido hacia Uleila del Campo, un pequeño pueblo conocido por su producción de aceite de oliva. Aquí, tuve la oportunidad de vivir una experiencia de oleoturismo en la Almazara Campos de Uleila.
En esta visita guiada, aprendí todo el proceso de elaboración del aceite de oliva, desde la recogida de las aceitunas hasta el prensado y la extracción del aceite. La dedicación y el cuidado que ponen en cada etapa del proceso es realmente inspirador.
Los olivos de Campos de Uleila crecen en el único desierto de Europa, un entorno inigualable con más de 3.000 horas de sol anuales y temperaturas estables, con una media de 17ºC. Este enclave especial, a solo 25 km del Mediterráneo y con el Parque Natural de Cabo de Gata al este, se extiende hasta las faldas de Sierra Nevada, a 45 km al oeste, brindando un paisaje de contrastes y biodiversidad. Campos de Uleila produce un aceite ecológico de carácter único, con matices de fruta fresca, almendra y un toque de vid, impregnado de la esencia del sol, la brisa marina y la serenidad del desierto.
Ofrecen cuatro variedades de aceite: arbequina, picual, hojiblanca y su creación exclusiva: Coupage. Esta última es una mezcla excepcional en la que el maestro de almazara ha fusionado cada variedad en una proporción mágica para realzar sus cualidades únicas.
Al finalizar la visita, participamos en una degustación, donde pude probar aceites con diferentes matices y sabores maridándolos con diferentes productos de la zona como naranja, miel, queso y frutos del bosque. Cada gota refleja el esfuerzo y la tradición que rodean a la producción de aceite en esta almazara y fue una experiencia que despertó todos mis sentidos y abrió mi apetito.
La jornada y el viaje finalizó con una cena en La Dalia Gastrobar, un moderno restaurante en el corazón de Tabernas que combina ingredientes locales con un toque contemporáneo. El menú era variado, con platos que mezclaban tradición y creatividad convirtiéndose en una despedida perfecta para un día lleno de emociones.
Y así terminó mi viaje por la Apujarra almeriense, un recorrido lleno de paisajes, historia y sabores que superaron mis expectativas. Cada rincón visitado me dejó una nueva historia, y cada persona con la que hablé, una visión distinta de esta región tan auténtica. Sin duda, Almería no es solo sol y playa, es una tierra que sorprende con cada paso y que invita a volver para seguir descubriendo todo lo que aún queda por explorar.
Fondón.
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