Las 50 sombras azules. Qué hacer en Zanzíbar

• Equipo: Zoom, retrato y angular 
• Visado: Obligatorio*
• Presupuesto:  60-1.500€*
• Vacunas: No obligatorias*

Todo brilla en Zanzíbar. El agua, la arena y las palmeras reflejan una luz casi cegadora. A veces, incluso puede parecer que estás en un espejismo. Zanzíbar es considerado un destino de resort y descanso, pero en realidad esta isla legendaria tiene mucho más que ofrecer que paradisíacas playas de ensueño. Conocida como la isla Unguja para los locales, Zanzíbar pertenece a un archipiélago de islas situadas a unos 25km frente a la costa de Tanzania. Aunque el archipiélago se compone de dos grandes islas (Ungunja y Pemba), nos enfocaremos en la primera ya que es la más conocida y visitada.

Zanzíbar, la isla de las especias

Zanzíbar fue de los primeros destinos en abrir en el año 2020 después de que el mundo entero cerrara sus fronteras. La impresión a mi llegada fue que la isla no había sido afectada, al menos aparentemente, por la pandemia.

También llamada como la Isla de las Especias, tuvo un rol de gran importancia en el comercio durante siglos por su posición estratégica, justo en frente de la costa africana que abría a su vez las rutas a los países asiáticos. La isla ha tenido influencia de grandes civilizaciones como la africana, la persa y la árabe.

El sultanato de Omán se estableció allí dejando esta gran influencia árabe, tanto fue así, que Zanzíbar se convirtió en la capital de Omán por largo tiempo. Luego llegaron los portugueses y, finalmente, los ingleses se quedaron hasta la segunda mitad del s. XX. Toda esta mezcla hace que la isla tenga una atmósfera única y una arquitectura colonial de lo más interesante. Sólo hace falta perderse por las callejuelas de su capital, Stone Town, para darse cuenta del peso que estas civilizaciones han ido dejando mezclándose en un estilo bastante único. Tanto, que el casco antiguo es considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Un paraíso del descanso que ofrece mucho más

La mayor parte del turismo está destinado a resorts y a esta idea de que la isla es la última parada del viaje por Tanzania después de varios safaris en la parte continental. Normalmente, Zanzíbar es el punto final para descansar, pero la isla tiene rincones y actividades que muchos no se aventuran a descubrir durante su estancia, pero que realmente dan una visión muy diferente del lugar.

Algo que es realmente mágico de experimentar es el comportamiento de las mareas. Las playas cambian completamente el paisaje de la mañana a la tarde. Cuando la marea está baja hay que aprovechar para salir a pasear ya que se deja al descubierto todo un mundo lleno de vida. Caminar entre pequeñas marismas es un espectáculo donde se pueden ver camarones, estrellas de mar, algas, todo tipo de crustáceos e incluso algún que otro barco hundido que surge de las aguas durante unas horas.

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Los locales aprovechan este momento para ir a pescar en estas marismas. Las mujeres con sus coloridos vestidos y pañuelos en la cabeza recogen todo tipo de marisco que luego pueden vender y ayudar así a la economía familiar. Si eres aficionado a la fotografía no te puedes perder esta cotidianidad de los locales. Los colores de los saris se mezclan con las aguas cristalinas y la brillante luz que hace que todo resplandezca, como si de un miraje se tratara.

Algo que también resurge a la superficie y es una fuente de ingresos son las plantaciones de algas. Aunque hay muchas en las que se pueden hacer tours turísticos, se pueden encontrar algunas más pequeñas. En el momento de la marea baja, las mujeres aprovechan para plantar, recoger y arreglar la plantación. También es todo un deleite para el fotógrafo. Eso sí, preguntad antes de fotografiar.

Qué hacer en Zanzíbar

Como ya he comentado anteriormente, a pesar de ser una isla considerada de descanso, yo me decliné por buscar el lado más aventurero de Zanzíbar. Hay varias actividades que se pueden realizar para conocer este maravilloso lugar de una manera distinta.

– Quads

Puede parecer muy común, pero con los quads puedes recorrer zonas de la isla a las que los turistas normalmente no van. Zanzíbar está salpicada de pequeños pueblos con sus campos de cultivo, así que el quad te da la oportunidad de recorrer estos y ver la el día a día de los lugareños. Por supuesto, y como siempre suele pasar en África, los niños acaparan todo el protagonismo. Pero si vas un poco antes de la puesta de sol se pueden hacer fotos muy genuinas y con una luz perfecta. Otro medio de transporte es la bicicleta. En este caso recorrimos la parte norte de la isla, Nungwi. También es muy buena oportunidad para adentrarse en las aldeas y tener un séquito de niños detrás corriendo y bromeando espontáneamente como sólo pasa en África.

– Safaris terrestres

A pesar de que Zanzíbar está geográficamente en África, la fauna es bastante doméstica, pero aun así hay algunos lugares donde se puede ver vida animal salvaje e incluso interactuar con ella.

Hay muchos detractores de este tipo de lugares, pero también muchos defensores. Cheetah Rock es una especie de orfanato de animales salvajes. Su propósito es rescatar animales que han sido vendidos en el mercado negro. Normalmente, los encuentran en malas condiciones, así que los recuperan y los cuidan. Algunos de ellos pueden ser devueltos a su hábitat, pero la mayoría no podrían sobrevivir, así que se quedarán allí toda su vida.

Los guías suelen estar especializados en vida animal salvaje, te explican con detalles cómo encontraron los animales y cómo llegaron a parar allí. La diferencia con un zoo es que puedes interactuar con ellos: guepardos, tortugas, lémures, nutrias y algunos pequeños primates. Es una actividad bastante agradable ya que los animales están en muy buenas condiciones.

Otra de las actividades que se pueden hacer interactuando con animales está en el norte en Nungwi, el santuario de tortugas marinas llamado Mnarani Marine Turtles Conservation o Baraka Turtles Conservation.

Tienen la misma misión que Cheetah Rock, rescatar animales, en este caso tortugas del tráfico y mercado negro o que se han quedado atrapadas en redes de pesca de las cuales salen muy malparadas. La misión es cuidarlas y liberarlas una vez rehabilitadas. Es bastante mágico sentarse en las rocas de la piscina natural y darles de comer, se acercan sigilosamente sacando sus cabecitas de los caparazones. Con el dinero de la entrada se colabora a mantener las instalaciones y todo el coste veterinario para su recuperación.

– Safari marino

Lo que queda en la memoria de Zanzíbar es adentrarse en sus aguas. El color de sus aguas es inigualable, de ensueño. Incluso me atrevería a decir que son más increíbles que las propias Maldivas. El delfín es el animal más común para ver cerca de la isla. Pero aquí hay que poner un paréntesis sobre este tipo de safari marino. He visitado la isla un par de veces, la primera vez fue antes de la pandemia y la segunda, como ya mencioné anteriormente, ahora en la post pandemia. La experiencia fue completamente distinta.

Mientras que en la primera ocasión éramos un grupo de 20 barcas con unos 8 pasajeros cada una, ahora éramos sólo un grupo de 7 personas. La primera vez me pareció lo más horrible que he visto en este tipo de actividades, la persecución y el estrés creado a los animales fue aberrante. Pero la segunda vez dejamos que los delfines se acercaran a nosotros, nos adentramos en el agua despacio, sin mucho ruido, y pudimos pasar unos minutos nadando a su lado. Tuve muchas resistencias de ir a la mar a ver los delfines por mi primera experiencia, pero fue un momento maravilloso.

Ellos se sintieron cómodos y nosotros también, tanto que acababan volviendo a nuestra barca. Eso fue sin duda una buena señal. También se puede hacer snorkel, pero aquí una advertencia, los corales ya no son lo mismo que antes, así que para el snorkel ya no es uno de los mejores lugares debido al turismo masivo. Se recomienda más el buceo donde se puede ver mejor fauna y coral. Hay muchos operadores que realizan un safari acuático alrededor de la isla. Normalmente ofrecen equipo de snorkel, varios puntos de buceo y comida en la playa.

Un restaurante peculiar

Zanzíbar posee unos de los restaurantes más peculiares en este nuestro mundo. La comida no es para tirar cohetes, así que no esperéis que sea una experiencia gourmet de varias estrellas Michelin, pero sí su originalidad y ubicación única valen la pena una comida. Es el famoso restaurante The Rock y, literalmente, se encuentra en una roca en el mar.

El acceso al restaurante depende de cómo esté la marea: se accede a pie si la marea está baja o en barco si la marea está alta. También se puede llegar en barca y volver a pie o viceversa. Es increíble lo rápido que suben y bajan las mareas en esta isla. El restaurante está rodeado de agua, así que es un enclave perfecto para experimentar los colores del mar.

Stone Town, qué hacer en la capital de Zanzíbar

Y por último, no debe faltar un tour por la capital, Stone Town. Muchos turistas se saltan esta parte porque prefieren estar en el resort, pero podría decir que Stone Town es una de las ciudades más bonitas de África junto con el norte del continente.

Como bien sabemos, África no destaca por sus ciudades sino por su naturaleza y las tribus que habitan el continente, pero no por los centros urbanísticos. En cambio, Zanzíbar posee una de las que hace siglos fue la capital del sultanato omaní. Pasear en sus enrevesadas calles y callejuelas nos da una idea de la importancia del comercio en aquella época. Caminar a través de sus calles te trasladan al pasado, sus edificios de aire colonial con las puertas de estilo árabe e indio (auténticas obras de arte) hace que te sientas flotando en la época.

La ciudad es pequeña y se puede ir a pie a todas partes. Es maravilloso perderse entre sus calles mientras descubres palacios, fuertes, iglesias y mezquitas, todo con un toque exótico y decadente entre palmeras y brisa de mar.

Hay muchos puntos interesantes en la ciudad, como por ejemplo el mercado nocturno de Forodhani, justo en el paseo marítimo. Es un mix entre locales y turistas. Se puede ver la puesta de sol mientras los niños se lanzan desde la muralla al mar para divertirse. En este mercado de comida callejera puedes encontrar marisco a la parrilla, kebabs, zumos, caña de azúcar y lo más curioso para el viajero: la pizza de Zanzíbar.

En el centro de la ciudad hay muchos restaurantes en los que se puede comer los platos típicos de la isla, muchos de ellos se encuentran en estos antiguos palacios y están decorados con exquisito gusto. También vale la pena tomarse un té o una copa en las terrazas de algunos hoteles boutique. Desde estas terrazas se puede ver la ciudad y sus tejados con las torres de aguja de iglesias y minaretes islámicos. También se puede ver el mar y la puesta de sol al atardecer.

Zanzíbar fue una fábrica de esclavos, un triste pasado

Aunque Stone Town tiene un pasado glorioso de comercio y multiculturalidad, hay algo que la ensombrece al mismo tiempo. Cuando se habla de comercio, debemos de incluir el de esclavos. La isla fue la principal proveedora de esclavos del continente Áfricano a la península arábiga e India.

Toda esta historia se puede ver en el Museo de la esclavitud, en la antigua iglesia anglicana. El lugar es sobrecogedor y terrorífico pero, a pesar de ello, es un sitio donde se toma consciencia de la magnitud de esta brutal actividad. Otro de los puntos por los que realmente vale la pena darse una vuelta es el mercado local de Darajani. Aquí es donde se puede ver la vida real de los lugareños y, aunque el aspecto y el olor no acompañe, para aquellos que les gusta este tipo de aventuras es un lugar que no decepciona cuando a autenticidad se refiere.

Y para finalizar el tour por Stone Town, siempre vale la pena acercarse a Prison Island, conocida localmente como Changuu. Como indica el nombre en inglés, fue donde estaba la prisión y el centro de cuarentena para los esclavos. Está a unos 20-30 minutos de la costa y hay muchas barcas que ofrecen este trayecto en el propio puerto.

La isla parece un paraíso cuando se ve desde lejos, rodeada de agua cristalina y azul al mismo tiempo, con su embarcadero de madera y las palmeras rodeando su perímetro. Una vez que te adentras en ella tiene esa misma decadencia que la ciudad. Los habitantes de esta isla son bastantes curiosos, son cuadrúpedos con grandes conchas. La población de tortugas gigantes ronda los 200, se les puede alimentar y pasear con ellas (siempre y cuando tengas comida). Son muy tranquilas y están demasiado acostumbradas al ser humano. Estas tortugas no son originales de este lugar sino que fueron un regalo de las Islas Seychelles hace algo más de un siglo.