que ver en Interlaken

Así tienes que viajar a Maldivas, al menos, una vez en la vida

Cuando oyes hablar de las islas Maldivas es habitual recrear en tu mente un paraíso de palmeras, arena blanca y agua azul turquesa transparente llena de peces de colores. Y así es. Maldivas es como un sueño hecho realidad, un lugar idílico donde no quieres que pase el tiempo y que, habitualmente, está asociado a un destino de lunas de miel y, por supuesto, a un lugar no accesible para todos los bolsillos. En este viaje que he hecho a las Maldivas voy a desmitificar, al menos, una de estas ideas.

Israel Gutier

Como ya os contamos en un artículo anterior, las Maldivas son accesibles «para todos los bolsillos» (obviando el importe de los billetes de avión para llegar hasta aquí). Ahora, escribiendo desde la piscina privada de mi habitación sobre el océano y viendo saltar delfines frente a mí mientras doy sorbos a una piña colada, creo que, sinceramente, hay que vivir la “Maldivas Xperience” una vez en la vida.

Es cierto que es muy fácil asociar este destino con viajes de luna de miel debido a años de campañas de marketing enfocadas a los “honeymooners”. Estas campañas llevadas a cabo por agencias de viaje, vendían este destino como exclusivo y apto únicamente para parejas de recién casados con un buen saco de euros en el bolsillo después de darse el “sí quiero”. Pero estos días he descubierto que no es así.

Disfrutar de aguas turquesas y transparentes, nadar entre inofensivos tiburones, ancianas tortugas gigantes y miles de peces de todos los pantones, dormir en habitaciones con piscina privada y salida directa al mar o sobre el océano, disfrutar de una comida de altísima calidad proveniente de todas partes del globo y ser atendido como una estrella de rock, debería ser obligatorio vivirlo al menos una vez en la vida.

Maldivas

Y es que nos lo merecemos. ¿Qué quieres hacer con el dinero que tanto trabajo te cuesta ganar? ¿Disfrutarlo bajo tierra? Yo digo no, y a pesar de ser un viajero que goza durmiendo en una habitación de 4 m2 en una ciudad perdida de India, también sé apreciar y adaptarme al lujo y nivel de atención que puedes experimentar en Maldivas.

No me convierte en peor ni en mejor viajero, simplemente también quiero vivir en ocasiones una vida en la que pueda disfrutar cada momento y experimentar lo que para otros quizá es una forma de vida más habitual.

Maldivas

¡No olvides tu seguro de viaje!
Nunca se echa en falta hasta que se necesita, además, tenemos descuentos directos para nuestros lectores.
Compara entre estos dos seguros de viaje, los más utilizados por los viajeros y consíguelo al mejor precio:

  • Mondo descuento del 5%
  • IATI descuento del 5%

Oblu Nature Helengeli by Sentido

Una vez que tienes claro que te mereces vivir la “Maldivas Xperience”, que no es más que sentirte que estás en el paraíso soñado, es hora de elegir el hotel en el que disfrutarla. Una opción perfecta por rango de precio, localización, atención, instalaciones y servicios es el Hotel Oblu Nature Helengeli by Sentido, ya que se encuentra a escasos 50 minutos en lancha rápida del Aeropuerto Internacional de Malé.

El Hotel Oblu Nature Helengeli de Maldivas se encuentra en la isla Helengeli, en el atolón de Malé Norte, famoso por sus exóticos arrecifes, las tortugas marinas gigantes, sus tiburones de punta plateada y la enorme variedad de peces de diferentes y llamativos colores y formas.

El fondo marino de Helengeli es tan rico y espectacular que se trata de una elección perfecta para los amantes del buceo y del snorkel. Sobre todo, para estos últimos, ya que para disfrutar de su impresionante vida marina no necesitarás un curso de buceo, bombona de oxígeno o desplazarte en barco.

China beach

Uno de los mejores snorkel de Maldivas está en el Hotel Oblu Nature Helengeli

En Helengeli tan solo necesitas unas gafas, un tubo y unas aletas que los amables trabajadores del hotel te dejarán durante tu estancia en la isla. El Hotel Oblu Nature Helengeli by Sentido tiene la suerte de contar con una pequeña corriente que discurre paralela a la costa en la que se encuentra un espectacular arrecife.

Sólo tienes que dirigirte al embarcadero y dejarte caer con el equipo puesto. Sin necesitad de nadar, irás deslizándote sobre el coral y la poblada vida marina. En ese pequeño viaje, como si de un tranquilo paseo en canoa se tratase, tendrás la costa a escasos metros, el coral bajo tus pies y un impresionante muro que cae verticalmente hacia el infinito.

La primera vez impone mucho, pero a los pocos minutos es altamente adictivo. Te encuentras en un apasionante mundo lleno de bancos de peces de todos los tamaños y colores que nadan a tu lado. Hay tortugas gigantes que viven en la zona, por lo que la probabilidad de verlas es muy alta (de los dos días que tuve la oportunidad de hacer snorkel allí, vi tortugas en ambos).

Y también vi tiburones los dos días. Esto ya da más respeto, pero una vez superado el miedo inicial (reconozco que en mi caso aún me da un poco de «canguelo») la experiencia es aún más embriagadora. Salir del agua y recordar, viendo cómo se te erizan los pelos de la piel, que lo que has visto es algo que no se te olvidará nunca, no tiene precio.

que ver en Interlaken

Habitaciones sobre el mar o sobre la misma playa, la decisión es difícil

De la misma manera, la sensación que tienes cuando entras a la habitación, en mi caso una villa sobre el agua con piscina, sabes que es algo que también se quedará en la memoria. ¿A cuántos hoteles hemos ido de los que no recordamos cómo era la habitación? En los hoteles Oblu Nature Helengeli y Raaya by Atmosphere eso no te ocurrirá.

Una enorme cama, espacio suficiente como para montar una gran fiesta, vestidor, baño sobre el océano y una espectacular terraza con piscina desde la que lanzarte (no lo hagas) sobre las aguas turquesas y cristalinas del océano. Si prefieres dormir en la playa, las opciones también son fantásticas.

En esta preciosa isla solo está el hotel y cada habitación situada en la playa tiene su propia salida al mar con un par de tumbonas donde disfrutar de un delicioso cóctel con o sin alcohol ya incluido en el plan del hotel. Incluso, algunas de estas habitaciones tienen piscina privada ¿qué otra cosa mejor que hacer al salir del mar que darse un baño en tu propia piscina?

Maldivas
Maldivas

En cuanto a los restaurantes e instalaciones del Hotel Oblu Nature Helengeli la calidad no baja su extraordinario nivel. Su restaurante bufet tiene comida occidental por si no quieres probar sus deliciosos platos de comida india, asiática o de otras partes del mundo. Pude darme cuenta de lo bien que está sincronizado el equipo de cocina para que nunca falte de nada y, sobre todo, para que la calidad de los platos sea altísima. He vuelto con 3 kilos más en mi cuerpo (y no han sido de coral, cosa que está prohibida).

Además de este bufet, hay otros restaurantes a la carta en el hotel, a cada cual mejor por lo que venir aquí es, además, una experiencia gastronómica. Si quieres mantener la línea mientras estás en el hotel, no te preocupes, un completo gimnasio con máquinas, cintas de correr y peso libre abre sus puertas desde muy pronto para que sigas con tus rutinas de entrenamiento. En esta ocasión, frente a un escenario increíble.

que ver en Interlaken

Grupos de amigos, enamorados, recién casados y familias tienen su espacio en Maldivas

Entre todas las opciones de ocio que encontrarás en la isla, porque además de descansar también podrás divertirte mucho, y las diferentes excursiones que puedes realizar, te recomido el Crucero en la Puesta de Sol. A bordo de un Dhoni, la embarcación típica de las Maldivas, te dirigirás mar adentro con el fin de poder disfrutar de una increíble puesta de sol.

Pero no es esto lo que más te gustará. La embarcación navegará por aguas pobladas de delfines que saltarán frente a ti, mostrarán su repertorio de piruetas y se deslizarán junto al casco del barco durante la excursión. Es quizá la única vez que he ido a ver una puesta de sol y no he levantado la vista ni un minuto. Y no me arrepiento, la experiencia con los delfines fue fantástica.

Desliza para ver las imágenes: 

Todas estas maravillas quedarían en el olvido si no fuese por el extraordinario equipo humano que hace que todo sea posible. Desde el recibimiento, con un bonito baile y música tradicional, hasta la despedida, los trabajadores del Hotel Oblu Nature Helengeli son, para mí, el mayor de sus tesoros.

Una sonrisa, que parece sincera, siempre aparecerá en su cara al cruzarse contigo. El nivel de atención al detalle, la dedicación, la amabilidad y la sutileza con la que trabajan convierten los días en Helengeli en un cuento del que no querrás salir.

Maldivas

Raaya by Atmosphere, un hotel en una isla que parece Parque Jurásico

Si finalmente consigues escapar de Helengeli, te recomiendo que vayas al Hotel Raaya by Atmosphere. Para llegar aquí, un avión te esperará en Malé. Pero en esta ocasión será un avión que «aterriza» sobre el agua. La experiencia de volar en hidroavión es fantástica y puede que imponga al principio. Esta sensación se va rápido cuando ves que el piloto y el copiloto van en pantalón corto y chanclas e, incluso, una vez dentro del avión se descalzan para pilotar.

El viaje de unos 50 minutos al atolón Raa (cuyo precio no supone un extra), situado en el norte de las Maldivas y formado por 88 islas de las cuales solo 15 están habitadas, es otra experiencia inolvidable. El vuelo es tranquilo, hasta que despegas se pasa mucho calor y hay poco espacio para las piernas, pero el poder pasar casi rozando por islas que parecen sacadas de un cuento es algo que también recordarás toda la vida.

La leyenda cuenta que, en 1954, Seb, un marinero y artista que se encontraba en Tailandia, se dirigía a Goa en un viejo barco ávido de grandes aventuras cuando, tras una fuerte tormenta, el mar le arrastró a una isla desierta. Allí, solo con su pedernal, aceite de lámpara y el agua de un arroyo tuvo que ingeniárselas para sobrevivir.

Tras un año Seb seguía solo. Nadie le buscaba o, al menos, no había ningún barco por la zona al que pedir auxilio. Construyó un campamento, torres de vigilancia y hasta un estudio de arte. La vida marina y los frutos de los árboles le mantenían con vida junto a sus ganas de vivir y la belleza del lugar que había creado al que podría llamar hogar.

Finalmente, Seb fue rescatado por un dhoni, una embarcación típica de las Maldivas y, alegre por volver a la civilización, pero triste al mismo tiempo por abandonar la isla, no pudo contener las lágrimas cayendo estas al mar y convirtiendo el color de sus aguas en un azul turquesa en el que ahora todos los visitantes se asombran al verlo.

Maldivas

En el Hotel Raaya encontrarás una isla de naturaleza exhuberante

El Hotel Raaya by Atmosphere se encuentra en un entorno natural rodeado de vegetación, playas de arena blanca y un bosque tropical lleno de vida salvaje. Diferentes tipos de lagartos, aves y enormes murciélagos (tranquilo, son totalmente inofensivos y no se acercarán a ti) pueblan la isla que bien se podría confundir con un capítulo de «Lost».

Solo una pequeña parte de la isla es habitable, el resto es salvaje, pero cuidado con mucho mimo, lo que muestra el compromiso de RAAYA by Atmosphere con el respeto por el medio ambiente y su conexión con la naturaleza. Te recomiendo que te des un paseo por el manglar.

Aquí las habitaciones también se dividen en habitaciones sobre el mar o en la playa. La calidad de los materiales se nota aún mejor, y parecía difícil, que las de Helengeli, pues es un hotel completamente nuevo y de mayor categoría. Habitaciones sobre el mar con piscina, habitaciones para parejas, grupos de amigos o familias con piscina privada y salida directa la mar o auténticas villas de lujo, sea cual sea tu elección, disfrutarás de las mejores calidades para hacerte sentir mejor que en tu propia casa.

Desliza para ver las imágenes:

Sea cierta o no la leyenda, es cierto que en Raaya, el azul de su agua contrasta de forma magnífica con el brillante blanco de su arena. Aquí, también podrás hacer snorkel fácilmente (vi una manta frente a mi habitación sobre el mar), pero será en las diferentes excursiones que tiene su equipo de buceo donde podrás apreciar más la vida marina del atolón.

Las instalaciones, además de una espectacular piscina infinita, los diferentes restaurantes, buggies y bicicletas para moverte por la isla también, cuentan también con una pista de volley playa, pádel, minigolf, fútbol, baloncesto y ¡hasta una pista de skate!. En Raaya, la sensación de desconexión, paz y lujo está perfectamente integrada con el ocio y el deporte para que siempre que quieras puedas entretenerte y te mantengas activo si así que deseas.

Desliza para ver las imágenes: 

Seguro que te interesa: Las 10 carreteras más largas del mundo 

De la misma manera que en Helengeli, el personal del Hotel Raaya by Atmosphere es muy atento y amable. Si tienes algún tipo de intolerancia o alergia lo sabrán y pondrán el máximo cuidado en que no sufras ningún percance. El personal de los restaurantes, bares (no te vayas sin pedir una pizza en el bar de la piscina y sin probar la cocina del &), habitaciones, recepción, buceo y jardines harán que tu vida en la isla sea lo más placentera posible.

Como no podía ser de otra forma, el Hotel Raaya by Atmosphere tiene, al igual que el Oblu Nature Helengeli, un precioso spa donde recibir los mejores tratamientos de manos expertas que te dejarán como nuevo. Al menos, a mí, me hicieron salir flotando como si estuviera en un sueño, ¡y también está incluido en el viaje! Si sueñas con las Maldivas, sin duda alguna, sueña en grande.

Seguro que te interesa: Estos son los mejores regalos para viajeros

 Cómo llegar a las islas Maldivas 

Hay varias compañías que ofrecen el vuelo desde Europa a Malé, entre ellas las grandes aerolíneas de Qatar, Etihad o Emirates, con muy buenas conexiones desde Madrid ya que no hay que «desviarse» para llegar a Maldivas.

Si buscas una opción directa, Iberia tiene vuelos desde las principales ciudades españolas a la capital de las islas.

 Visado para viajar a Maldivas

Con pasaporte español no necesitas visado si quieres viajar a Maldivas como turista. Simplemente deberás llevar tu pasaporte con 6 meses de validez antes del viaje que te servirá para 30 días.

Lo que sí necesitarás es la declaración de viaje de Imuga que podrás completar desde 96 horas antes del viaje a través de este enlace oficial. Es gratuito y son unas preguntas cortas sobre tus datos personales, detalles del viaje, pasaporte y salud.

Tendrás que enseñar el Imuga antes de facturar para que te dejen embarcar.

Mejor época para ir a las Maldivas

El mejor mes para ir a las islas Maldivas es cualquiera de los que están comprendidos entre diciembre y abril, la época seca. En estos meses también habrá más turismo pues es temporada alta y los precios serán más elevados.

De todas maneras, de mayo a octubre, a pesar de que puedes encontrar tormentas debido al monzón, estas serán cortas e intensas por lo que podrás disfrutar de la playa, el snorkel y las piscinas durante el día o durante varias horas de este.

Yo he estado en agosto y llovió tres días: uno por la noche, otro de madrugada y el tercero al atardecer durante una hora. Pude disfrutar de las fantásticas instalaciones, el increíble mundo marino y la fabulosa playa de arena blanca y agua azul turquesa.

Seguro que te interesa: Estas son las cataratas más grandes del mundo

 Equipo fotográfico

En cuanto al equipo fotográfico para llevar a maldivas, yo te recomiendo que lleves un trípode, un angular y un fijo de calidad de focal media como un 50mm para hacer fotos de esas espectaculares playas. ¡Ah, si puedes llevar una GoPro o similar para meter en el agua, no te olvides de ella!

Si quieres saber más acerca de fotografía, echa un vistazo a nuestra sección de Fotografía.

Únete a nuestro Canal de Telegram para estar al día de las últimas noticias de viajes y fotografía, así como de nuestros artículos, sorteos y concursos.

FOTOGRAFÍA:
Israel Gutier

Fotógrafo especializado en viajes y copywriter. Ha vivido en diferentes países de Asia mientras hacia reportajes fotoperiodísticos y dio la vuelta al mundo en 80 días para recordar su infancia.

ESCRITO POR:
Israel Gutier
Cristina R.Martínez