Flandes, un otoño con mucha historia
Desde los castillos y abadías de la campiña que rodea Brujas, pasando por los nuevos proyectos dedicados al renacimiento borgoñón en Malinas, descubriendo a la poderosa Margarita de Parma en Oudenaarde, y llegando al barroco jardín de Rubens en su casa de Amberes, este otoño se presenta repleto de historias en Flandes.
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El otoño en Flandes es pura magia. Las ciudades se tiñen de tonos cálidos, los paisajes invitan a paseos entre hojas caídas y los mercados y cafés se llenan de aromas acogedores. Desde Malinas hasta Oudenaarde, cada rincón ofrece historia, cultura y sabores especiales para disfrutar de esta estación.
y si te gusta la aventura, también la tendrás. Los bosques de la provincia del Brabante flamenco no solo son escenario ideal para vivir microaventuras, en ellos también se puede seguir la ruta que los ciclistas profesionales acaban de recorrer en la última edición del Campeonato Mundial de Gravel celebrada entre Halle y Lovaina.
Para celebrarlo, nada mejor que brindar con una de las particulares cervezas lámbicas de la región mientras se degusta un producto típico del Mar del Norte, los camarones en croquetas, ¿quieres más? ¡Sigue leyendo!
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otoño huele a Oudenaarde
Oudenaarde, en pleno corazón de los Flandes Orientales, es un rincón que parece hecho a medida para el otoño. Conocida por su rica tradición textil -no te pierdas la fabulosa colección permanente de tapices del MOU en el magnífico edificio del Ayuntamiento- y su apasionante historia ciclista -visita el Centrum Ronde Van Vlaanderen, un museo dedicado al Tour de Flandes que además alberga el Peloton Café y una tienda llena de curiosos productos ciclistas-, esta pequeña ciudad se transforma en un espectáculo de colores cálidos cuando las hojas comienzan a caer.
Pasear por sus calles adoquinadas y descubrir joyas como el Ayuntamiento gótico o las vistas del río Escalda es un regalo para los sentidos. Además, sus alrededores ofrecen senderos ideales para caminatas entre viñedos y bosques dorados, perfectos para quienes buscan conectar con la naturaleza y capturar imágenes que parecen sacadas de un cuento.
En esta época, Oudenaarde se llena de un aire nostálgico que invita a saborear sus especialidades locales, como las cervezas trapenses, los reconfortantes guisos flamencos y, por supuesto, las croquetas de gambas (especial atención merecería la forma tradicional de coger esas gambas) o los mejillones con patatas fritas.
Los mercados y cafés adquieren un ambiente que invita a entrar, donde el aroma a especias y chocolate caliente envuelve a los visitantes y crea una ciudad viva llena de opciones gastronómicas y, por supuesto, cultural.
Otoño también es un momento ideal para explorar las colinas de los alrededores, como las legendarias Koppenberg y Paterberg, que ofrecen vistas impresionantes bajo el cielo característico de esta época. Oudenaarde no solo es un destino para descubrir, sino para sentir el otoño en toda su esencia y aprovechar al máximo todo lo que ofrece la ciudad.
Homenaje a Margarita de Parma en su ciudad natal, Oudenaarde
Hasta el 5 de enero, podrás visitar la fascinante exposición “Margarita. La Hija del Emperador entre el poder y la imagen”, título de la primera exposición dedicada a la figura histórica de Margarita de Parma (Oudenaarde 1522-Ortona 1586), la primera hija del emperador Carlos V.
La exposición que el Museo MOU presenta en su ciudad natal narra la historia de Margarita. A pesar de ser hija natural de su relación con la sirvienta Johana van der Gheynste, jugó un relevante papel político. Fue educada por tía abuela Margarita de Austria, gobernadora de los Países Bajos, y su tía María de Austria. Estuvo casada con Alessandro de Medici y Ottavio Farnese, y fue gran amante del arte, mecenas y también gobernadora de los Países Bajos.
Además, en Nuestra Señora de Pamele se halla la videoinstalación realizada por la fotógrafa Lieve Blancquaert y el laudista Floris De Rycker, quienes rinden tributo a Margarita en la iglesia en la que fue bautizada.
Una instalación en la que permanecer sentado frente a ella durante horas y perder la noción del tiempo. Esta obra de arte visual estará abierta hasta el 5 de enero todos los días de 09:30 a 17:30. Para dormir, el Hotel Leopold es una opción muy interesante. Cerca del centro en un lugar tranquilo, habitaciones amplias, cómodas y modernas, y un buen desayuno
Renacimiento Borgoñón en Malinas – nuevas experiencias y una exposición
Malinas, (en neerlandés Mechelen), es también un destino imperdible para quienes buscan una escapada cultural en otoño. Su joya arquitectónica es la imponente Catedral de San Rumoldo, con una torre de 97 metros que ofrece unas espectaculares vistas panorámicas tras subir sus más de 500 escalones que, además, cuenta con una nueva experiencia de realidad virtual que muestra diferentes detalles de los monumentos que se pueden ver desde lo alto.
A sus pies, la Grote Markt se viste de tonos cálidos durante el otoño. Esta céntrica plaza se encuentra rodeada de edificios históricos y acogedoras terrazas repletas de gente que disfruta de una cerveza belga, un café o, cómo no, un buen chocolate caliente.
Otro imprescindible es el Palacio de Margarita de Austria, un edificio renacentista que refleja el esplendor de la ciudad en el siglo XVI. A finales del S. XV y principios del XVI Malinas era un foco de artistas, científicos y filósofos atraídos por la ciudad en la que había fijado su residencia y corte la gobernadora Margarita de Austria. Por primera vez, el poder borgoñón se estableció en una ubicación permanente, consolidando la ciudad como centro político, cultural e intelectual.
Los vestigios de aquella época siguen vivos en Malinas, más aún a raíz del recientemente inaugurado recorrido sonoro para hacer de manera individual, “Si las paredes hablaran”, que atraviesa los palacios y lugares que aún permanecen en el centro, 500 años después. Te recomiendo que este recorrido pues es una forma diferente y muy divertida de conocer la historia de la ciudad y sus grandes personajes mientras paseas por aquellos lugares que han pasado a la historia por ser escenario de diferentes hitos históricos.
Además, un recorrido gastronómico elaborado en colaboración de un arqueólogo de los alimentos y 12 restauradores de la ciudad permite hincarle el diente a esta época borgoñona, término que en neerlandés hace alusión al disfrute de la buena vida. Pásate por la Oficina de Turismo y hazte con uno de los pases gastronómicos con degustación. Chocolate, queso, pan, dulces, cerveza… combinar los viajes con la gastronomía siempre es una buena idea.
Otros lugares que debes conocer en Malinas, por cierto, una de las razas de perros que más acompañan a los servicios de policía alrededor del mundo por su inteligencia son originarios de esta región, son el Museo Hof van Busleyden, un lugar inspirador para descubrir el Renacimiento Borgoñón en todas sus facetas y, este invierno, se inaugura la exposición temporal “Eternal spring. Gardens and tapestries in the Rennaissance”, en la que se mostrarán tesoros de la célebre colección de Antoine Perrenot de Granvelle. Del 14.12.2024 al 16.03.2025
De la misma manera, te recomiendo que no dejes de pasear por sus canales y visitar el muelle Dyle, un encantador rincón junto al río, perfecto para caminar y disfrutar de la magia de esta ciudad en su versión más otoñal. Para cenar, un clásico: Het Anker, una brasserie que a través de diferentes generaciones ha creado una gastronomía única que se marida con las diferentes cervezas que, incluso, ellos mismos fabrican. Eso sí, ve con tiempo, paciencia y reserva con antelación.
El Museo Hof van Busleyden es uno de los tesoros culturales de Malinas. Ubicado en un majestuoso palacio renacentista, este museo combina historia, arte y modernidad de una manera fascinante. El edificio, que perteneció a Hiëronymus van Busleyden, un influyente humanista del Renacimiento, ha sido restaurado para convertirse en un espacio cultural de referencia en la región.
En su interior, el museo alberga una rica colección que incluye arte renacentista, objetos históricos y exposiciones interactivas que conectan el pasado de Malinas con el presente. Destacan las «Buzones Burgundios», cajas de música talladas que ofrecen una ventana al mundo de la nobleza borgoñona. Además, el museo organiza exhibiciones temporales innovadoras que suelen explorar temas universales como la identidad, el poder o la conexión entre culturas.
El Hof van Busleyden es también un lugar para reflexionar sobre la época de los Países Bajos borgoñones, cuando Malinas era un importante centro político y cultural. Su patio interior y su ambiente tranquilo lo convierten en un rincón perfecto para dejarse llevar por el arte y la historia, especialmente en otoño, cuando la luz realza la belleza de los jardines y ventanales de este bonito edificio.
Finalmente, para descansar después de tanta actividad, te recomiendo el Hotel Vé, una antigua fábrica de tabaco con unas instalaciones que mezclan el edificio histórico con los materiales más modernos para conseguir una estancia increíblemente agradable.
El jardín de Rubens, y microaventuras en la naturaleza
La Casa de Rubens, el lugar donde vivió y trabajó el pintor en Amberes, está actualmente cerrada por reformas. Sin embargo, los arquitectos Robbrecht y Daem han diseñado un nuevo edificio que ya está abierto y da acceso al recinto por Hopland 13.A través de esta nueva entrada ya se puede acceder a la nueva Rubens Experience -una experiencia de alta tecnología para sumergirse en el mundo del artista-, la Biblioteca -con publicaciones, cartas y libros que permiten conocer mejor al maestro- y el renovado jardín.
Gracias a sus 17.427 plantas elegidas por Ars Horti en consulta con la conservadora Klara Allen, basándose en investigaciones históricas y los consejos del diseñador de moda amberino Dries Van Noten, el visitante paseará disfrutando de sus flores y colores en cada estación del año.
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Por otro lado, sentarse alrededor de una hoguera, aprender a hacer fuego, tallar cucharas en madera, conocer plantas silvestres o asar castañas son algunas de las microaventuras que se pueden practicar en el Parque Nacional Brabantse Wouden, los Bosques del Brabante Flamenco.
Quien busque más actividad puede animarse a seguir el itinerario del campeonato mundial de gravel, que recientemente tuvo lugar entre Halle y Lovaina. Por su parte, cerca de Lovaina y de Bruselas se encuentran el ondulado paisaje de Pajottenland, que tantas veces aparece en los cuadros del pintor Bruegel, y el valle del Zenne, conocido por sus numerosas fábricas de cerveza de fermentación espontánea, que se pueden recorrer en bicicleta siguiendo la ruta ciclista de la lambic y geuze.
Productos regionales: Vlaamse grijze garnalen
Las “Vlaamse grijze garnalen” son las características pequeñas gambas grises, quisquillas o camarones típicos de Flandes. Con ellas se elaboran deliciosas recetas, como las “garnaalkroketten” o “croquetas de gambas”. La ciudad costera de Ostende celebra cada mes de octubre un festival dedicado a este plato, elaborado con las gambas pescadas en Ostende, cocidas en el barco, y peladas a mano.
La verdadera croqueta debe contener como mínimo 30% de gambas y haber sido preparadas en un radio de 10Km de Ostende. Cada año, tanto un jurado profesional como popular eligen los establecimientos con las mejores recetas. ¿Y para acompañarlas? Un buena Krevet, la cerveza natural que el chef Kobe Desramaults ha desarrollado en colaboración con la cervecera ´t Koelschip de Ostende, o una Rodenbach, típica Flanders Red Ale, cuya fábrica se puede visitar en Roeselaere.
Por otro lado, sentarse alrededor de una hoguera, aprender a hacer fuego, tallar cucharas en madera, conocer plantas silvestres o asar castañas son algunas de las microaventuras que se pueden practicar en el Parque Nacional Brabantse Wouden, los Bosques del Brabante Flamenco.
Quien busque más actividad puede animarse a seguir el itinerario del campeonato mundial de gravel, que recientemente tuvo lugar entre Halle y Lovaina. Por su parte, cerca de Lovaina y de Bruselas se encuentran el ondulado paisaje de Pajottenland, que tantas veces aparece en los cuadros del pintor Bruegel, y el valle del Zenne, conocido por sus numerosas fábricas de cerveza de fermentación espontánea, que se pueden recorrer en bicicleta siguiendo la ruta ciclista de la lambic y geuze.
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