Ruta de los castillos en Flandes, un cuento de otoño
En las tierras bañadas por las corrientes del río Escalda, el tiempo parece haberse detenido dejando un rastro de historia y leyendas en forma de imponentes castillos en Flandes. Antigua tierra española, Flandes nos invita a explorar sus tesoros fortificados en una fácil y atractiva ruta serpenteante junto al Escalda de la que volveremos cargados de historia y manjares medievales.
Ubicada en la región noroeste de Bélgica, Flandes es conocida por su rica historia y su patrimonio arquitectónico, entre los que se cuentan más de 1.500 castillos, fortalezas, palacios o mansiones históricas. Algunos de estos lugares han sido restaurados y están abiertos al público, mientras que otros están en ruinas o son de propiedad privada. Visitar todos los castillos en Flandes es una tarea muy difícil, pero aquí te enseñaremos algunos de los más espectaculares.
La manera más sencilla para llegar a cada de uno de ellos es contar con vehículo propio, aunque también se pueden visitar mediante el uso del transporte público y, cómo no, a través de rutas y senderos que regalan paisajes sacados de un cuento, ya sea a pie o en bicicleta (de fácil alquiler en cada una de las ciudades visitadas), algo muy habitual en el país.
En esta ocasión, las principales ciudades que visitaremos serán Gante y Amberes, además de pequeños pueblos de los alrededores en los que encontraremos joyas de diferentes épocas, usos y estilos, pero que guardan todos ellos una característica común: la belleza de los castillos en Flandes a través del río Escalda.
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Una casa ocupada por la misma familia desde hace más de 250 años
El inicio de esta ruta por los castillos en Flandes a través del río Escalda parte habitualmente de Bruselas. El primer destino puede ser Gante o Amberes, decidiendo en nuestro caso que sería la primera de estas la que daría salida a una escapada perfecta en cualquier época del año.
Antes de llegar a Gante, si dispones de tiempo te recomiendo que tomes un pequeño desvío al pasado. La casa Beaucarne (huis Beaucarne) es una residencia familiar cuyo linaje se remonta a 1748. A lo largo de los siglos, esta residencia familiar ha conservado celosamente sus asombrosos interiores, y un jardín de cuento con un invernadero que, aunque ha conocido tiempos mejores, aún mantiene la esencia de una novela histórica en la que Napoleón sería uno de los ilustres invitados de la familia.
Sus actuales propietarios, Julien y Lena, organizan visitas, desayunos, comidas e incluso tienen habitaciones donde pasar la noche con el fin de poder seguir manteniendo al día este emblemático lugar. El exterior está un poco descuidado, pero esa dejadez, unida al sinfín de pinturas, esculturas, muebles y resto de diversas colecciones, le dan un toque más auténtico.
Los suelos, el papel de las paredes, la escalera, los animales disecados, las lámparas, las mesas interminables o incluso el piano que se encuentra dentro de la vivienda, tienen mucho que contar. Historias de la alta burguesía y de la opulencia que se respiraba en los siglos XVIII y XIX que han quedado a buen recaudo, esperemos que para siempre, en este lugar donde, en un primer momento, parece que no cabe nada más, pero en el que luego, todo encuentra sentido.
Castillo Van Ooidonk, leyenda viva de la nobleza en flandes
Tras despedirnos de los propietarios, la siguiente visita de nuestra ruta por los castillos en Flandes comienza, antes de llegar a Gante, a remontar las aguas del río Escalda. El Castillo Van Ooidonk conserva sus centenarias piedras atesorando tras ellas siglos de historias y luchas que han dado forma a la región de Flandes. Es una ventana al pasado, una puerta que se abre para permitirnos adentrarnos en un mundo de caballeros y damas, justas y bailes, que aún perdura en el presente.
La entrada está protegida por un foso con agua que aporta una serenidad que nada tiene que ver con lo que se vivía en sus inicios. Este castillo es uno de los castillos más icónicos de Flandes gracias a sus almenas a dos aguas y sus torres en forma de cebolla. La visita es muy agradable y permite adentrarse en una fortaleza medieval, reconstruida en 1595 tras largas épocas de batallas, para entender, o al menos descubrir, cómo y por qué se vivía así hace tantos siglos.
Actualmente, su extravagante estilo renacentista es el hogar del sexto conde y la condesa t’Kint de Roodenbeke y sus tres hijos, cuya principal misión es conservar y transmitir el legado de un castillo único. El precio de la vista es de 12 € para adultos, de 4 € para niños hasta 12 años y está abierto del 1 de abril al 1 de noviembre incluidos.
Gante, joyas fortificadas a orillas del Escalda
El río Escalda nos deja ahora en Gante. Sus aguas fueron fundamentales en el desarrollo de la ciudad a lo largo de los siglos, facilitando el comercio y la conexión con otras ciudades.
El centro de Gante es apabullante. No tendría otra forma de describirlo siendo mi primera vez en la ciudad. Al acceder por el Puente de San Miguel, nos encontramos con la Iglesia de San Miguel, la Catedral de San Bavón, el Castillo de los Condes de Flandes (Gravensteen), y la Torre Belfort, la Torre de la Catedral de San Bavón y la Torre de San Nicolás, entre otros edificios. El impacto en tu cerebro es descomunal, consiguiendo que te quedes paralizado sin saber dónde fijar tu atención.
Una de las visitas más interesantes es la del Castillo de los Condes de Flandes (Gravensteen), un castillo de los de verdad, con su puente levadizo, murallas defensivas, foso, torres y letrinas que dejaban caer al agua los deshechos físicos de una manera tranquila, cómoda y privada en aquellos tiempos.
Este castillo, construido originalmente en el siglo XII por el Conde de Flandes, Balduino I, ha pasado por diversas etapas de construcción y renovación a lo largo de los siglos. Durante gran parte de su historia, fue utilizado como residencia para los condes y sus familias, así como para la administración de justicia y prisión.
En su interior, a través de una visita guiada con una audioguía podremos maravillarnos con su historia en un recorrido por sus salas, exposiciones de armaduras, armas y otras piezas históricas. La vista desde lo alto de sus muros ofrece 360 grados de Gante, desde donde se ven el resto de sus edificios históricos y los límites de la ciudad dominados por gigantes eólicos.
Otra visita interesante fuera de lo común y de la ruta de los Castillos en Flandes (aunque ya advertimos que además de castillos, también encontraremos palacios, fortificaciones y casas históricas) es la del Museo Arnold Vander Haeghen (también conocido como Hotel d´Hane Steenhuyse).
Enclavado en un edificio del siglo XVIII, que fue la residencia del político y coleccionista de arte Arnold Vander Haeghen, el museo alberga una colección de muebles, pinturas, porcelanas y otros objetos de arte que pertenecieron a Vander Haeghen y a su familia. La colección incluye piezas de los siglos XVII al XIX, de Europa y Oriente.
Una de las piezas más destacadas de la colección es el salón chino, que fue decorado en el estilo de la dinastía Qing con muebles, objetos de arte y decoración de origen chino como sus impresionantes paredes. Otro punto destacado del museo es el gabinete de Maurice Maeterlinck, un escritor belga que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1911. El gabinete es una reconstrucción del estudio de Maeterlinck en su casa de Niza.
El Museo Arnold Vander Haeghen es una visita obligada para los amantes del arte y la historia, gratis los viernes y sábados de 10 a 18, y con posibilidad de concertar una visita guiada individual los domingos a las 11:00.
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Un Castillo a las afueras
La ruta por los castillos en Flandes nos dirige ahora hacia Amberes, pero el Escalda nos pide que paremos antes en un par de lugares que no nos podemos perder. El primero de ellos es el Castillo van Laarne, una fortificación medieval situada en la ciudad de Laarne.
Este castillo es considerado uno de los castillos mejor conservados de Bélgica y representa un fascinante ejemplo de arquitectura militar y residencial de la época. Este castillo, que data de los siglos XII y XIV, ha experimentado varias fases de construcción y renovación a lo largo de su historia. En su estructura actual, presenta una combinación de elementos medievales y renacentistas, incluyendo una torre del homenaje, un foso, murallas y un puente para acceder al interior del «complejo».
En su interior se pueden visitar las habitaciones amuebladas con elemento históricos, su cocina tradicional, numerosos pasillos, escaleras «secretas», capilla con pinturas originales y una impresionante sala con numerosos objetos y utensilios de diferentes épocas. Una visita muy enriquecedora que puedes realizar los domingos de 13:00 a 17:00 aunque te recomiendo que visites su web para estar al tanto de cambios de horarios y eventos.
Dendermone, una bonita ciudad antesala de Amberes
Siguiendo la ruta del río Escalda, la siguiente parada será Dendermone, una encantadora ciudad conocida por su rico patrimonio histórico y sus tradiciones culturales. Aquí no veremos las fortificaciones que estábamos visitando hasta ahora en la ruta de los castillos en Flandes. Pero, sin lugar a dudas, Dendermonde merece una visita aunque sólo sea para conocer la Iglesia de Nuestra Señora (Onze-Lieve-Vrouwekerk), un ejemplo notable de arquitectura gótica flamígera a orillas del Escalda.
En su interior destacan hermosas obras de A. van Dyck, espectaculares esculturas, así como diferentes colecciones de obras de arte religioso de diferentes periodos protegidas por un impresionante órgano.
Otro de los lugares interesantes a visitar en la ciudad es el Convento St. Alexius Beguinage Vrouwekerk, también conocido como Béguinage Saint-Alexius Vrouwekerk. Esta comunidad religiosa estaba conformada por beguinas, mujeres devotas que viven juntas sin tomar votos religiosos estrictos. Su larga historia cuenta con una arquitectura característica que incluye una serie de pequeñas casas y una capilla en el centro del complejo.
La capilla, dedicada a San Alejandro, es un punto focal del beguinaje y es un notable ejemplo de la arquitectura religiosa de la época.
La visita es muy agradable llegando al lugar desde el Ayuntamiento de Dendermonde (con unas interesantes colecciones de armaduras y obras de arte que también se puede visitar) en un bonito paseo. Se trata de un atractivo turístico que permite a los visitantes explorar la historia y la espiritualidad de la vida beguina. Un lugar donde se puede aprender sobre las beguinas y su contribución a la sociedad medieval mientras se disfruta de la paz y la serenidad que caracteriza este tipo de comunidades.
Para comer o cenar, el restaurante Vaderland ofrece platos típicos y cocina vanguardista en un ambiente moderno que combina elementos tradicionales.
Castillos de cuento, interiores de sueños
El castillo de Bornem, también conocido como el castillo de Marnix de Sainte-Aldegond es una impresionante fortificación situada en la ciudad de Bornem, a pocos kilómetros de Amberes.
Este castillo, quizá sea uno de los ejemplos más evocadores y claros sobre cuentos e historias de gestas medievales, príncipes y princesas, brujas y batallas a muerte con espadas. El castillo de Bornem presenta un estilo arquitectónico que fusiona elementos medievales y renacentistas. Se compone de una impresionante estructura con una torre central y almenas en sus muros exteriores donde destaca un enorme foso que le otorga un mayor, si cabe, majestuoso aspecto.
En su interior podemos encontrar estancias que se han mantenido igual a lo largo de los años. Camas, alfombras, tapices, pinturas, esculturas y una impresionante colección de libros y trajes de la época. La visita al interior lleva su tiempo, pero es que hay mucho por ver y admirar, ya que todo el castillo está elegantemente decorado en los estilos Luis XV y Luis XVI con toques italianos. Los muebles que podrás ver en este castillo son el sueño húmedo de cualquier amante del estilo clásico y de la ornamentacion que no se puede comprar porque no tiene precio.
Actualmente, el castillo es una casa de campo propiedad de John de Marnix de Sainte-Aldegonde, decimocuarto conde de Bornem, y puede visitarse tanto su interior como sus jardines y las edificaciones anexas, donde una importante colección de carruajes históricos pone punto y seguido a una interesante visita dentro de nuestra ruta por los castillos en Flandes.
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La siguiente parada de la ruta es el Castillo D’Ursel un edificio cuyas raíces se sitúan en el siglo XIII, aunque la estructura actual es el resultado de varias renovaciones y remodelaciones que tuvieron lugar en los siglos XVIII y XIX. Ha sido la residencia de la familia d’Ursel durante generaciones desempeñando un importante papel en la historia de la aristocracia belga.
El castillo combina elementos arquitectónicos del Renacimiento, Barroco y Rococó. Su estructura presenta un diseño imponente y elegante, con torres, ventanas altas, techos a dos aguas y una fachada ornamentada. Los amplios jardines y parques que rodean el castillo complementan su estética y lo convierten en un lugar pintoresco que, por supuesto, también puede visitarse en su interior.
Una estrella verde Michelín en la ruta de los castillos en Flandes
Cruzamos a la otra orilla del Escalda para reponer fuerzas en el restaurante «Hofke van Bazel», porque en los viajes, además de disfrutar de lo visitado, también hay que comer y, si además lo haces en sitios peculiares, diferentes o que destacan por alguna razón, mucho mejor.
En esta ocasión, hofke van Bazel ofrece un entorno privilegiado, con un interior lleno de historia y un exterior con unos jardines perfectos para pasar bajar la comida. Desde el siglo pasado, el chef Kris De Roy cocina de forma ecológica e inventiva, utilizando las últimas técnicas culinarias, en nombre del puro sabor. Su pasión y la calidad que ofrece en su restaurante le ha servido para conseguir la estrella verde Michelín, un premio anual que destaca ejemplos en el campo de la sostenibilidad, los estándares éticos y medioambientales, y que trabajan con proveedores y fabricantes éticos para evitar el desperdicio. Sus platos, muy elaborados, están deliciosos.
Antes de continuar la ruta de los castillos en Flandes hacia su última etapa, podemos visitar el castillo Wissekerke. Construido en el siglo XV por la familia de los señores de Wissekerke, el castillo original fue un castillo fortificado, pero en el siglo XVIII fue reconstruido en estilo neoclásico. Actualmente, el edificio de dos pisos, con planta rectangular está rodeado por un foso con agua y su interior alberga una colección de muebles, pinturas y objetos de arte del siglo XVIII. Se puede visitar de 13:00 a 17:00 y su precio es de 12 euros para mayores de 18 años y de 8 euros para menores de 8 y mayores de 60.
Amberes, gracias Escalda
Llegamos al fin del viaje, la ruta por los castillos en Flandes termina en Amberes, una importante ciudad portuaria, de negocios y de enorme tradición artística. Nuestra llegada desde la anterior etapa se produce en barco, cómo no, surcando las aguas del río Escalda a través del servicio dewaterbus, una manera diferente de entrar en amberes admirando el skyline de la ciudad desde el río.
En Amberes, las visitas pueden ser numerosas y, al igual que en Gante, necesitaremos dos o tres días para conocer «a fondo» la ciudad. Lo mejor que puedes hacer es andar por el centro histórico y disfrutar sus calles, su arte callejero, su comida y su arquitectura.
Dentro de los atractivos turísticos de Amberes, la primera parada es el Castillo Steen, o Het Steen, junto al río Escalda. Het Steen es uno de los edificios más antiguos de Amberes y su historia se remonta a más de mil años de antigüedad. Se cree que fue construido en el siglo IX como parte de las fortificaciones iniciales de la ciudad y tras diferentes renovaciones y modificaciones, el interior de sus muros combina elementos medievales y renacentistas que se mezclan con instalaciones artísticas de vanguardia e interactivas, así como de diferentes exposiciones en el museo interior.
Paseando por el centro histórico (te recomiendo que te dejes llevar, pero que no dejes de visitar la calle Oude Koornmarkt y sus animadas terrazas) son varias las opciones de visita y, sobre todo, de admiración exterior. Entre ellas, no puede faltar la Gran Plaza del Mercado (Grote Mark) con la impresionante fachada del Ayuntamiento y la Fuente del Bravo (Bravofontei) que representa al capitán romano Silvius Brabo arrojando al Escalda la mano amputada del gigante Druon Antígono, quien cortaba una mano a todos los capitanes de barco que amarraban en la zona y se negaban a pagarle peaje.
Siguiendo el paseo, nos encontraremos con La Catedral de Nuestra Señora (Onze Lieve Vrouwkathedraal) o Catedral de Amberes. Su impresionante exterior es un magnífico ejemplo del estilo gótico brabantino, mientras que, en su interior podemos encontrar obras de grandes artistas como Anthony van Dyck, Jacob Jordaens o Rubens, cuyo tríptico «La Asunción de la Virgen María» es uno de las obras culminantes de la fabulosa catedral.
Otra interesante visita en Amberes es la iglesia de San Carlos Borromeo (Sint-Carolus Borromeuskerk). Esta iglesia es un magnífico ejemplo de arquitectura barroca flamenco-holandesa con una fachada sencilla, pero elegante, y con un interior que cuenta con obras de Rubens y otras exposiciones itinerantes como la que hay actualmente de Matteo Pugliese: “Una cuestión de confianza” (Matter of trust).
Además de estos lugares históricos, y otros muchos más que podrás conocer a través de nuestra Guía Rápida de Amberes, también hay cabida para edificios más modernos como la impresionante Estación Central de Amberes, uno de los lugares que sin duda te dejará con la boca abierta en la ciudad, no en vano ha sido declarada como una de las cinco estaciones de tren más bonitas del mundo.
Desde la estación, por la calle De Keyserlei, puedes admirar numerosos edificios, monumentos y esculturas como el edificio de la Ópera, los establecimientos de diamantes, la estatua de A. van Dyck, chocolaterías artesanas y numerosas tiendas de moda.
Más moderno aún es el Museo MAS, un vanguardista edificio de placas cerámicas rojas con manos que parecen sujetarlas que cuenta con diferentes salas de exposición y una de las mejores vistas de Amberes desde su terraza (gratuita).
Para comer, las opciones son muy variadas ya que Amberes tiene una gran diversidad cultural y los restaurantes son de gran calidad, aunque hay un par de ellos que me dejaron muy buen sabor de boca: el restaurante Roest, junto al Museo MAS, y el restaurante RAS, situado sobre las aguas del Escalda, con unos magníficos ventanales perfectos para ver la puesta de sol mientras degustas alguno de sus maravillosos e intensos platos.
Una intensidad de sabor que se mezcla con todos los recuerdos de esta ruta por los castillos en Flandes a través, cómo no, del río Escalda, que deja un hueco en tu interior para una nueva visita en la que seguir descubriendo un cuento que forma parte de cada uno de nosotros.
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