Matrimandir, el alma de Auroville
Dentro de Auroville, encontramos Matrimandir como centro de la galaxia que crean los cientos de comunidades que conforman esta ciudad creada al amparo de una idea de sociedad utópica. Matrimandir es el alma de esta ciudad, y tanto su exterior como su interior, son sorprendentes y nada tienen que ver con lo que un común pueda pensar de un templo en India. Ven conmigo a descubrir Matrimandir, el alma de Auroville.
«El Matrimandir será el alma de Auroville. Cuanto antes esté el alma allí, mejor será para todos y especialmente para los aurovilianos. Un lugar para tratar de encontrar tu consciencia. Es como la Fuerza, la Fuerza central de Auroville, la Fuerza cohesiva de Auroville». Estas palabras de La Madre definen la intención de Auroville y Matrimandir, el «Templo de La Madre», cuyo exterior puede visitarse por cualquier persona, mientras que para visitar el interior debes concertar una cita con bastante antelación o convertirte en un aurovillano más como hice yo en este artículo.

¿Qués es Matrimandir?
Matrimandir es una enorme esfera de 36 metros de diámetro cubierta por casi 1.500 discos, recubiertos a su vez por 28 gramos de pan de oro cada uno. Junto a esta esfera, encontramos 12 pétalos que sirven como acceso a la parte baja y entrada de la misma, antes de ellos, 12 bellos y armoniosos jardines representan «los doce poderes de la vida». Entre estos jardines, destaca un árbol de banyan (famoso porque sus raíces nacen de sus ramas) que sirvió como enclave para la construcción de este llamativo y único edificio en toda India.
La construcción de este templo se inició en 1971 a iniciativa de La Madre, sobrenombre con el que se conocía a Mirra Alfassa, cuya idea de crear una sociedad diferente creció en su interior tras conocer en 1914 a Sri Aurobindo, un erudito y visionario espiritual indio de revolucionarias ideas.

El arquitecto encargado para llevar el proyecto fue Roger Anger, que presentó varios diseños posibles y, en 1971, mostró a la Madre y a los residentes de Auroville el modelo de globo final aprobado para la estructura, comenzando entonces los trabajos. La primera piedra se colocó el 21 de ese mismo año y el trabajo práctico de supervisar los requisitos de ingeniería para la construcción fue confiado al ingeniero auroviliano Piero Cicionesi, quien dirigió el desarrollo hasta la finalización de la Cámara Interior. La construcción del edificio principal se completó en 2008.
Aquí tenéis una galería de imágenes del archivo de Auroville en el que se muestra el proceso de construcción. Desliza las imágenes y disfruta de estas fotografías históricas:
Qué hay en el interior de Matrimandir
En el interior de Matrimandir se respira sencillez, minimalismo y sobriedad, características quizá necesarias para cumplir su principal objetivo: meditar. No hay adornos ni objetos que distraigan al visitante, es más como una enorme sala de una nave extraterrestre, lo que sin duda acerca la mente a las estrellas.
En su centro encontramos una esfera de cristal de 70cm de diámetro, el mayor vidrio ópticamente perfecto del mundo sobre cuyo centro cae un rayo de sol y sirve para iluminar la estancia. Esta esfera de cristal, bautizada con el nombre de Bohr Kron, llegó a Auroville en abril de 1991 tras haber sido encargada en 1983 a las empresas alemanas Schott y, posteriormente, Zeiss. Su precio, 230.000 marcos alemanes (120.000 euros).
El proceso de fundición en Schott duró 15 horas y se realizó en una piedra refractaria de forma especial unida por siete bandas de metal, que se colocó sobre una plataforma de hierro y acero. Durante el proceso de fundición, el vidrio se mantuvo a una temperatura constante y, tras 15 horas, se consiguió una cúpula maciza con un diámetro de 80 a 85 cm y un peso de 1.100 kg. Tras esto, la esfera se enfrió muy lentamente en un horno de recocido durante 5 semanas. Pasado este tiempo, se obtuvo una esfera que tuvo que ser pulida para, finalmente, instalarla en la Cámara interior de Matrimandir en abril de 1991

Cómo se accede al interior de Matrimandir
Para ver el interior de Matrimandir es necesario reservar, aunque he de advertir que es un lugar donde los residentes de Auroville tienen preferencia de entrada frente a los visitantes del exterior ya que el espacio es limitado. Aun así, si no vas a hospedarte en Auroville como sí hice yo, reservando con una semana de antelación no deberías tener problemas para visitarla. Por su parte, los jardines exteriores (Mirador de Matrimandir) pueden verse en el día, pero sin duda alguna os recomiendo que visitéis el interior, seáis o no unas personas espirituales (que no religiosas).
Antes de acceder al interior de Matrimandir, primero paseas por los jardines perfectamente cuidados y dominados por una fuente y el enorme árbol sagrado de Banyan, árbol nacional de India.
Poco a poco te acercas al templo y empiezas a admirar su tamaño y sus formas de manera distinta. Antes de entrar, puedes observar el anfiteatro, un espacio donde se realizan reuniones nocturnas silenciosas en torno al fuego que emana del centro de las figuras geométricas que recorren el suelo. Por fin, el plato estrella. La entrada a Matrimandir.

Todos, en absoluto silencio y en un estricto orden, fuimos accediendo al Templo de La Madre. Primero unas escaleras y después unas rampas, recorren el interior de la figura, hasta que por fin se llega a la cámara interior. Un lugar espacioso, sin símbolos religiosos, decoración, flores o incienso como es costumbre en los templos hindúes, simplemente una enorme y mullida alfombra blanca, paredes de mármol blanco y una acústica especial donde el más absoluto de los silencios llega a abrumar al más preparado de los meditabundos.
Es hora de tomar posición y empezar a meditar. Da igual que no lo hayas hecho antes o seas un habitual de la práctica de la meditación. No hay más norma que mantenerse en silencio, cada uno piensa en lo que su mente le diga en ese momento o, incluso, simplemente puedes observar cómo es esa sala interior, la gente que allí está y la gran esfera de cristal que domina la cámara.

La alfombra de la cámara de meditación de Matrimandir se tejió en Agra con una mezcla de la mejor lana merino importada de Nueva Zelanda. Se necesitaron 6 meses para tejer las doce secciones (y dos piezas de repuesto) que cubren toda la superficie del piso de la Cámara
Esta esfera situada en el centro de la sala, absorbe un rayo de luz que es guiado electrónicamente en su descenso sobre la esfera, a través de una abertura en el vértice de la cámara, para terminar irradiando luz natural en la armoniosa y espectacular cámara interior. Allí estábamos todos, en silencio, en la posición en la que cada uno se encontraba más cómodo y meditando o simplemente pensando en nuestras cosas. En nuestro pasado, en nuestro presente y en mi caso, en mi futuro, en mi próxima parada de ese viaje tan largo que es India.
A continuación, te dejo un vídeo del exterior e interior de Matrimandir. Por suerte, no se permite el acceso con móviles, lo que sí puedes hacer es echar un vistazo a nuestro artículo de Auroville, la ciudad utópica donde se encuentra Matrimandir
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Fotos: Israel Gutier / Auroville