Traslados, lo que ocurre antes de la Semana Santa en Málaga
Para una persona como yo, todo lo que rodea a la Semana Santa puede ser confuso, sorprendente o incluso estar desvirtuado por lecturas u opiniones de gente «contraria» a esta celebración. La ignorancia siempre es peligrosa compañera (aunque a veces te hace la vida más fácil), por ello, quise conocer desde dentro cómo se vive la Semana Santa en Málaga centrándome en los traslados, algo que desconocía aún más y que es el paso previo a las procesiones.
Todas las fotografías de este reportaje han sido realizadas con la Nikon Z 6II y los objetivos Nikkor 24-70mm 2.8 S y Nikkor 70-180mm 2.8
La Costa del Sol es un destino perfecto para cualquier época del año, pero quizá la Semana Santa en Málaga es una de las mejores opciones si el tiempo acompaña. Además de su gastronomía, el inabarcable número de monumentos, museos y exposiciones que encuentras a cada paso por su centro histórico y, cómo no, sus playas en las que recargar energía, Málaga tiene en Semana Santa una de las celebraciones más importantes del mundo.
Una celebración que, a pesar de ese trasfondo religioso, se ha convertido en una tradición histórica en la que todos, creyentes y no creyentes, son invitados a participar y disfrutar del arte y la cultura popular más allá de los símbolos.
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No hay procesión sin imágenes de escultor
Uno de los mayores símbolos de las procesiones son las imágenes que portan los cofrades. En el caso de la Semana Santa en Málaga, estas imágenes no suelen ser muy antiguas ya que, debido a la Guerra Civil, la mayoría de ellas fueron quemadas o destruidas.
En la actualidad, uno de los mejores exponentes de la escultura sacra en Málaga es Juan Vega, cuyo taller tuve el honor de visitar y donde este maestro escultor me explicó el proceso que lleva a cabo antes de que sus imágenes se muestren en la Semana Santa en Málaga y otras provincias. Además, también realiza esculturas civiles, aunque es el arte sacro el que ocupa mayor volumen de su tiempo y trabajo.
El taller de Juan Vega se encuentra cerca del centro histórico, en un barrio un poco más relajado para conseguir la concentración que requiere este trabajo. A pesar de su juventud, Juan lleva más de 15 años trabajando con sus manos las imágenes que luego inundan con su presencia instituciones, capillas y tronos. Ha alcanzado el prestigio y reconocimiento de otros compañeros gracias a su «implicación buscando la perfección y la excelencia» según nos cuenta el propio Juan.
Su interpretación del cuerpo humano y la atención al detalle comienzan a surgir en su cabeza para después pasar al papel. Su libro de bocetos ya merece detener el tiempo en el taller para admirar este trabajo. Acto seguido, un bloque de barro de terracota o un tocho de madera sirven de puerta de salida para crear el arte sacro o civil que le encargan incluso desde el extranjero.
Horas y horas esculpiendo en barro, tallando en madera, creando en su mente y ejecutando con sus manos la imagen que le han encargado. El tiempo pasa rápido fuera del taller, pero lento en el interior.
La música acompaña al escultor y, en muchas ocasiones, si no fuera por los tonos horarios de la radio, no sabría si es hora de comer o incluso de irse a dormir, aunque según nos cuenta «desde que fui padre, trato de controlar mucho más los tiempos para disfrutar de mi familia».
El arte del bordado que viste las imágenes
No menos importantes que las imágenes son los vestidos y mantos que las cubren, auténticas obras de arte que también necesitan de manos expertas, mentes creativas y mucho talento. Para descubrir esta parte de la Semana Santa en Málaga que no se suele mostrar visitamos el Taller de Bordados de Salvador Oliver.
Si te dicen que uno de los bordadores más importantes de Málaga es un suizo y que antes fue albañil, quizá no te lo creas, pero la historia es así. También es cierto que de suizo tiene cuatro meses de su vida y que de albañil le queda la habilidad para reparar y crear diferentes cosas.
Son quizá estas características las que le han convertido en un maestro del arte de bordar, pues siendo autodidacta ha conseguido consagrarse como uno de los más importantes dentro del arte sacro, además de su trabajo como bordador para otras actividades o profesiones.
Con más de 30 años dedicándose a este arte, Salvador nos recibe en su taller ubicado entre las tres cofradías más importantes de Málaga. De esta manera puede inspirarse mucho mejor a la hora de componer y bordar esos mantos que parecen tapices de valor incalculable colgados en museos o casas reales.
Todo empieza con un dibujo. Un plano sobre una celosía «sujeta» a la tela del manto sobre la que se va bordando con hilo de oro y al que se le añaden capas, volúmenes y juegos de luces y sombras en un ritmo calmado pero constante.
La producción artística de Salvador Oliver es incesante. Su taller está inundado de mesas cargadas de proyectos, hilos, compases, reglas y cómo no, aguja e hilo. Salvador ha creado obras para Málaga capital y para distintas localidades de la provincia, así como para otros lugares de España. Escucharle hablar de su trabajo con tanta pasión, verle trabajar hilando tan fino con ese gran cuerpo acompañado de grandes manos, es todo un placer.
La obra final es muy impactante, sobre todo de cerca, que es donde mejor se puede apreciar todo el trabajo que hay detrás. Pero una vez que el arte del bordar se une al de tallar es cuando los trabajos de Salvador y Juan adquieren un sentido superior, místico para muchos y como verdaderas obras de arte para otros, pues la Semana Santa en Málaga es arte por los cuatro costados.
Traslados, las imágenes y los bordados se dirigen a su hermandad
A pesar de llevar más de 30 años sin asistir a una procesión de Semana Santa, es fácil acceder a mi imaginario para recordar qué y cómo es una procesión. Pero lo que desconocía hasta la fecha era la «figura de los traslados».
Si al igual que yo, no tienes una cultura de procesión o de Semana Santa religiosa, tampoco sabrás en qué consiste esta celebración. La explicación es muy sencilla y «no es más» que el traslado que se realiza de las imágenes desde las iglesias en las que se encuentran hasta su correspondiente Hermandad antes de Semana Santa para ya, en esta, salir en procesión.
Cuando me lo contaron me lo imaginé como algo puramente logístico, pero una vez que lo viví desde dentro, los traslados me han parecido una celebración igual de potente que las mismas procesiones. Las imágenes, protegidas por las paredes y techos de los templos son levantadas en hombros ante una multitud de personas para iniciar un camino (andas) hasta su destino previo a Semana Santa.
Apasionados creyentes, amantes de esta ya tradición popular o algún que otro turista con la misma curiosidad y ganas de descubrir nuevas experiencias que yo, se dan cita a las puertas de las iglesias y durante todo el recorrido para admirar cómo las imágenes son llevadas por los hombres de trono al compás de la penetrante música que los acompaña.
Traslado de El Rico
El primer traslado que vi fue el Traslado de El Rico, que parte de la Iglesia de Santiago Apóstol y recorre las calles del centro de Málaga. Todo se inicia con un toque de campana por parte del mayordomo de la Cofradía, los portadores levantan el trono y se dirigen a la salida de la iglesia donde una multitud espera fervientemente.
El momento más delicado es la salida de la iglesia, pues los hombres de trono deben inclinar las imágenes para superar el obstáculo que supone la altura de la puerta. Una vez conseguido esto, El Rico es dirigido por las estrechas calles hasta su destino final. Mi primer traslado me puso la piel de gallina en unas cuantas ocasiones, la pasión de los asistentes, el esfuerzo de las personas que portan el trono con las imágenes y la música interpretada por la correspondiente banda, convierten un acto religioso en un evento espectacular.
Traslado de la Expiración
Otro de los Traslados que tuve la suerte de disfrutar fue el Traslado de la Expiración, cuyo nombre original es Traslado del Santísimo Cristo de la Expiración y Mª Santísima de los Dolores, desde la Iglesia de San Pedro a la Casa Hermandad.
En esta ocasión, la imagen es custodiada en la iglesia por los hermanos cofrades y una representación de la Guardia Civil. Al tener el privilegio de poder estar dentro de la iglesia (al contrario que en el traslado de El Rico, no se encuentra abierta al público) pude vivir unos momentos previos de extrema solemnidad.
La imagen de Cristo se encuentra en una sala donde integrantes del cuerpo de la Guardia Civil lo escoltan de una manera con tanta formalidad que me daba reparo entrar a ver la imagen y tomar una fotografía de este hecho.
El ambiente de respeto y seriedad era total, y pude vivir uno de los momentos más importantes como es el de vestir a la Virgen antes de subirla al trono para ser portada hasta la Casa Hermandad. En ese momento hacer fotos o grabar vídeo está prohibido por respeto.
Una vez ambas imágenes son subidas a los tronos se comienza a encender las velas que iluminarán sus bordados durante el recorrido. El Mayordomo da las órdenes oportunas y arenga a sus hermanos con el fin de que el traslado salga sin ningún incidente y no se desvanezca la fuerza y empuje necesario para portar. Fuera, una multitud espera la salida de sus ídolos. La música suena. Empieza el traslado.
Traslado de la Sentencia
Otro de los traslados nocturnos que pude vivir fue el Traslado de la Sentencia que, al igual que el traslado de El Rico, sale desde la Iglesia de Santiago. Si en este último la asistencia resultó abrumadora, en el traslado de La Sentencia fue un punto más allá.
La salida del trono de la iglesia fue espectacular y parecía imposible que consiguiese abrirse paso por las estrechas calles de Malága, pero un grupo de hermanos cofrades iba abriendo camino portando unas largas velas que, junto a la tenue luz amarilla de la calle, creaba un espacio casi místico.
El recorrido del Traslado de la Sentencia es especial pues las calles por las que transcurre se van convirtiendo en pasos más estrechos con multitud de cables colgando entre los edificios. Estos cables debían ser retirados con una especie de lanza al mismo tiempo que el trono pasaba debajo de ellos, la expectación, además de por la belleza de las imágenes y sus bordados, el paso de los hombres de trono y la potente banda que acompaña con su música, era máxima a cada momento.
Otro de los aspectos más llamativos de este recorrido es la cantidad de «curvas» que debe realizar el trono. Calles estrechas, filas de gente pegada a las fachadas de los edificios, cables a la misma altura que las imágenes y cambios de dirección de 90 grados convierten el Traslado de la Sentencia en uno de los traslados más intimistas y espectaculares de toda la Semana Santa en Málaga.
Traslado de El Cautivo
El último traslado al que asistí fue el Traslado de El Cautivo que, al contrario que los anteriores, se realiza al alba y termina al mediodía, por lo que adquiere más (para mí) forma de procesión multitudinaria que de traslado íntimo. Su nombre completo es traslado de Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad, y la cantidad de gente que se agolpa durante el recorrido es, simplemente, asombrosa.
Desde la Misa del Alba a las 07:00 a.m., hasta que las imágenes entraron en la casa hermandad, sobre las 13:00, el barrio de la Trinidad fue un auténtico hervidero de pasiones, destacando en su recorrido la parada que se realiza en el Hospital Civil para visitar a los enfermos que allí se encuentran, además del cambio que se produce en los portadores del trono por el personal sanitario de este centro médico.
En este traslado llama mucho la atención la cantidad de claveles que son depositados sobre el trono y que cada cierto tiempo tienen que ser retirados porque se crea una montaña de claveles que tapa a las propias imágenes.
La gente lanza estas bonitas flores durante el recorrido y desde los balcones de sus casas, algo que ya forma parte de la tradición y que le da un toque muy colorido al traslado, así como las diferentes personas que «se arrancan» a cantar a sus ídolos.
La pasión en este traslado, a pesar de estar más expuesta por la fuerte luz de la mañana en Málaga, es embriagadora. Decenas, cientos, miles de rostros durante el recorrido muestran dolor, amor, pasión, promesas cumplidas y objetivos conseguidos o por conseguir. Cada persona que venera al Cautivo guarda una petición y algunos la comentan, «le pido que un familiar se recupere de una enfermedad que está sufriendo desde hace tiempo», mientras que otras la guardan, «se queda entre el Señor y yo».
Málaga cofrade
Además de estos traslados que tuve la oportunidad de ver, te recomiendo que en esos tiempos que se quedan «vacíos» entre ellos, realices una visita por la Málaga cofrade, admirando las obras de arte que guardan las diferentes Cofradías o Hermandades y templos que abren al público durante estas fechas para que todos puedan disfrutar de sus imágenes y formen parte, de alguna manera, de la Semana Santa en Málaga. Aquí te propongo cuatro de ellas que me llamaron especialmente la atención:
- Sepulcro
Real Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad. Abadía Cisterciense de Santa Ana. - Penas
Venerable Hermandad de la Caridad en Cristo Nuestro Señor y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Agonía, María Santísima de las Penas, Reina y Madre y Santo Domingo de la Calzada. Oratorio de las Penas. - Viñeros
Muy Ilustre, Antigua y Venerable Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Viñeros, Nuestra Señora del Traspaso y Soledad de Viñeros y San Lorenzo Mártir. Iglesia de la Aurora y la Divina Providencia. - Pasión
Real, Muy Ilustre y Venerable Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Sacramento, Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima del Amor Doloroso. Iglesia de los Santos Mártires.
Otro de los lugares que deberías visitar en tu viaje a Málaga es el Museo del Arte Cofrade frente al acceso a la Alcazaba y en pleno centro de la ciudad. Este museo, ubicado en el antiguo Hospital de San Julián, encapsula el profundo significado de la Semana Santa en Málaga. Parte de él está dedicado a una exposición permanente sobre el arte y la historia cofrade y, además, ofrece a los visitantes la oportunidad de explorar la iglesia de San Julián, que alberga la mayor colección pictórica barroca de la ciudad, con obras destacadas de Juan Niño de Guevara.
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Como no puede ser de otra manera, entre Traslados, Museos y Hermandades hay que recargar energía y Málaga es una ciudad magnífica para ello. Su oferta gastronómica no tiene nada que envidiar a la cultural y, dentro de las muchas opciones que ofrece al visitante, en esta ocasión quiero destacar el restaurante de la terraza del Hotel AC Málaga con unas impresionantes vistas de la ciudad y una carta que mezcla lo tradicional con la cocina vanguardista; el bar restaurante Los Mellizos, un clásico de la ciudad con buena cerveza y productos del mar, así como platos de cocina tradicional; la cervecería marisquería La Peregrina, una taberna modernizada donde comer pescaíto y marisco en la que se cuida mucho la calidad del producto; un clásico laberinto que asemeja un pueblo malagueño como es El Pimpi; el restaurante Kaleido Málaga Port, situado en el Muelle 1 frente al mar; las clásicas merchanas, que son tabernas cofrades que abren durante todo el año; y, finalmente, si aún tienes ganas de vivir la noche malagueña, te recomiendo La Pava, un local divertido y céntrico en el que tomar la primera (y la segunda) antes de ir a descansar o continuar la fiesta hasta el día siguiente.
Gamarra y la Pollinica ponen fin a mi Semana Santa en Málaga
Antes de abandonar Málaga tuve la oportunidad de presenciar dos procesiones: Gamarra y la Pollinica. La mejor manera de despedirme de la ciudad y de los días previos a la Semana Santa en Málaga.
La procesión de Gamarra, o Procesión de la Virgen del Camino de Gamarra, se caracteriza por sus integrantes, estudiantes del colegio de Gamarra. Una celebración en la que los niños llevan a hombros a la Virgen y procesionan por el barrio donde se encuentra el colegio: nazarenos de amarillo y azul unos y vestidos de riguroso negro otros. Los padres acompañan desde la distancia a sus hijos en un acto que se transmite a los pequeños en casas y colegios, ya sean estos religiosos o laicos como parte de la identidad popular y, en el caso de Gamarra, recrean a la perfección las procesiones «de los mayores».
El esfuerzo, sacrificio y formalidad de la procesión de estos niños y adolescentes es el mismo que el que llevan a cabo las multitudinarias procesiones de Semana Santa. Su implicación es mayúscula pues el espíritu rebelde de la juventud se ve apaciguado por unas horas y no hay resquicio para juegos, llantos o cansancio. Son momentos en los que su espiritualidad los convierte en personas mayores.
Uno de los detalles que más me llamó la atención, además de esta «profesionalidad» de los chavales, es la cara de orgullo que tienen los padres al ver a sus hijos formando parte directa de la Semana Santa en Málaga. La procesión para varias veces y en ese momento la gente se relaja, comparten experiencias entre ellos, los padres les dan avituallamiento y todo se vuelve muy cercano, amable y cariñoso. Me gustó mucho esta procesión.
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Respecto a la procesión de la Pollinica, esta es entrar en la «Champions League» de las procesiones. Las principales calles del centro de Málaga se visten para acompañar las andas de la procesión que, como hemos visto, parten de la Cofradía una vez ha sido realizado el traslado previo.
Vallas a lo largo del recorrido abren hueco directamente para que todo transcurra con normalidad, torres con cámaras retransmitiendo en directo, al menos el triple de fotógrafos cubriendo el evento, gente agolpada a lo largo del recorrido, balcones desde los que se lanzan pétalos al trono que representa la entrada de Jesús en Jerusalén y mucha pasión en el ambiente.
A unos metros de esta representación aparece el trono de la virgen del Amparo o María Santísima del Amparo, un enrome trono en alpaca plateada con una capilla frontal donde se sitúa Santa Ana con la Virgen Niña, y dos laterales donde aparecen San Felipe y San Agustín.
El incienso se apodera del centro de la ciudad y la gente vibra a su paso. Muchos niños piden a los integrantes de la cofradía que compartan la cera de sus velas, creando una enorme bola de cera que desconozco para que la utilizan luego, así como piden estampitas que, como pude apreciar, están muy cotizadas.
Después de poder vivir la Semana en Málaga desde dentro, me ha quedado más claro que nunca que es una fiesta pasional, devota, religiosa pero también civil donde todo el mundo es bienvenido y tan solo se les pide una cosa: respeto a las creencias y tradiciones de los demás.
No todos los asistentes cumplen «religiosamente» los preceptos que marca la Iglesia, pero viven con la misma pasión y fervor esta celebración que se ha convertido en imagen de Málaga y otra forma más de descubrir una ciudad fantástica, con una gente llena de alegría y acogedora con la que compartir una comida, cena, traslado o procesión.
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