Los peores lugares para viajar del mundo
Es habitual (y lógico) que cuando organizamos un viaje busquemos lugares maravillosos donde pasar unos días increíbles. Pueblos con encanto, ciudades con multitud de opciones de ocio, playas espectaculares y montañas de paisajes de ensueño son habituales en las listas de los mejores lugares para viajar. En esta ocasión queremos que conozcáis los que quizá son los peores lugares para viajar del mundo.
A partir de ahora, tu oficina te parecerá el paraíso.
Los 6 peores lugares del mundo para viajar
1 – Isla Migingo
Este trozo de tierra rodeado por las aguas del Lago Victoria sirve de frontera acuática entre los países africanos de Kenia y Uganda. Su propiedad, aún hoy en disputa, es importante debido a la riqueza que produce la pesca de la preciada «perca del Nilo».
La verdad es que no es un bonito destino, pues su tamaño, similar a la de un campo de fútbol, y el número de habitantes de la isla, hacen que su visita se limite a los cinco bares, cuatro prostíbulos, tres hostales, dos retretes, un salón de belleza y una farmacia que existen en ese pedacito de tierra. El resto del espacio está ocupado por las casas de sus habitantes y su pequeña costa de rocas (con un agua cada vez más contaminada) desde donde salen los pescadores a faenar.
Definitivamente, no es la isla de tus sueños.
Foto – Yasuyoshi Chiba
2 – Isla da Queimada Grande
También conocida como la Isla de las Cobras, es una isla situada en la costa de Sao Paulo (Brasil). Quizá si eres un amante de las serpientes venenosas o no aprecias lo suficiente tu vida, será un destino que apuntes en tu lista de futuros viajes (aunque está prohibido el desembarco sin autorización), pero para el resto de los mortales, sin duda, es uno de los peores lugares para viajar que pudieran imaginarse.
Las leyendas locales dicen que esta isla tiene una densidad de cinco serpientes por metro cuadrado, que una familia entera murió al desembarcar en la isla y que fueron los piratas quienes las introdujeron con el fin de proteger el tesoro que habían ocultado en ella. La realidad, en este caso, no dista mucho de la ficción y en la actualidad, en palabras de Discovery Channel tras realizar un peligroso documental en la isla, existe una serpiente por metro cuadrado (la mayoría de la peligrosísima Bothrops insularis), su veneno puede matar a una familia entera en minutos y el tesoro escondido son las propias serpientes, cuyo veneno ayuda a crear fármacos y su cuerpo (con vida) se paga a más de 30.000 euros en el mercado negro. Un destino que observar desde la distancia.
3 – Sentinel del Norte
Una bonita isla de exuberante vegetación, clima agradable, con aguas azules y transparentes y gran cantidad de vida marina situada en el archipiélago de las islas de Andamán, en el océano Índico, parecería ser un buen reclamo para las agencias de viajes. Por desgracia, en esta ocasión, tu vida puede correr peligro si decides acercarte por allí.
Los habitantes autóctonos de Sentinel del Norte son una de las pocas tribus que quedan en el planeta que no tienen contacto con el mundo exterior y no porque sea difícil llegar, sino porque ellos mismo no quieren tener ese contacto.
Cualquier acercamiento a la isla será repelido como poco a flechazos. Así ocurrió en 1974 cuando un director de cine de National Geographic fue recibido con un flechazo en la pierna; también en 2004, tras el tsunami que afectó de manera devastadora a la zona, los habitantes de la isla lanzaron flechas a las autoridades indias que fueron allí a comprobar su estado; en 2006 dos pescadores murieron tras acercarse demasiado; y en 2018, el predicador/aventurero norteamericano John Allen Chau, fue asesinado tras varias visitas a la isla de manera ilegal, pues su acceso, además de por sus habitantes, está prohibido por las autoridades indias debido al riesgo que podría suponer para la salud de los nativos.
Otra isla a la que te quedarás con ganas de ir.
4 – Norilsk
En esta ciudad rusa dentro del círculo polar ártico no hay serpientes venenosas ni aborígenes con flechas y hay espacio suficiente para pasear, pero a pesar de estas virtudes respecto a los peores lugares para viajar que hemos visto anteriormente, Norislk no es una ciudad agradable.
Hablamos de uno de los lugares más contaminados del mundo debido a su industria metalúrgica, la cual libera al menos 500 toneladas de óxidos de cobre y óxidos de níquel y 2 millones de toneladas de dióxido de azufre al aire cada año, que hacen que la esperanza de vida de sus ciudadanos sea 10 años menor que en el resto de Rusia.
El fuerte viento, las constantes tormentas de nieve, su capa continua de permafrost, lluvias ácidas, su temperatura media en invierno de -30 grados, dos meses de oscuridad total y el alto precio de los productos del supermercado, hacen también de esta ciudad un lugar inhóspito que selecciona a sus habitantes, pues no todos pueden resistir a sus duras condiciones. Si aún así quieres visitarla (la Agencia del Desarollo de Norilsk señala que reciben unas 200 visitas al año), tendrás que conseguir un permiso especial para ello.
Foto de Thomas Nilsen
5 – Ghaziabad
A 20 kilómetros de Nueva Delhi (India) se encuentra la que ha sido señalada como la ciudad más contaminada del mundo en 2019 según el Informe Mundial de Calidad del Aire 2019, elaborado por IQAir.
India es un país enorme con una sorprendente cultura, gente amable y curiosa, una sabrosa gastronomía y una auténtica delicia para los amantes de la fotografía, pero por desgracia, muchas de sus ciudades se encuentran entre las más contaminadas del mundo, lo que supone un grave problema para sus habitantes y puede generar ciertos contratiempos para los turistas que visitan la ciudad, convirtiéndola en uno de los peores lugares para viajar del mundo.
6 – Atolón Bikini
De nuevo una isla entre los peores lugares del mundo para viajar. En esta ocasión, una auténtica isla paradisíaca de película si no fuera debido a la contaminación que aún queda presente tras las pruebas atómicas realizadas entre los años 40 y 60 por Estados Unidos.
Con unas maravillosas playas y unas aguas ideales para los submarinistas que disfrutan buceando entre barcos hundidos, su visita está controlada y limitada debido a los altos niveles de radiación. una muestra más de cómo el hombre puede ser capaz de destrozar la naturaleza.
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“No hay tierras extranjeras. Quien viaja es el único extranjero”
Robert Louis Stevenson